Todos quienes participaron de la extenuante búsqueda de Laureano Alarcón, durante los 13 días, tuvieron mucha importancia en la difícil tarea, fundamentalmente en mantener las fuerzas intactas para seguir y seguir cuando parecía que iba a ser imposible hallarlo. Pero fueron los increíbles Bomberos Voluntarios de Arrecifes quienes tuvieron la capacidad y el olfato para encontrar al joven.
El misterio comenzó a develarse en el atardecer del jueves, cuando jóvenes integrantes del Cuerpo volvían por el río Arrecifes aguas arriba y se detuvieron detrás del Circuito Costanero, a unos 30 metros de donde cruza el arroyo para el lado del puente de la Geopé. Allí divisaron una cúmulo de troncos de árboles, ramas y basura flotando. Con una lanza de hierro comenzaron a revolver y les pareció tocar algo debajo del agua que les devolvía el hierro hacia arriba. Pero con los elementos que tenían, más no podían hacer.
Los bomberos se dirigieron al Cuartel y allí le comentaron la situación a su jefe, Fernando Ciongo, pero ya era de noche.
La experiencia y la capacidad de Ciongo fueron determinantes para el hallazgo. Manteniendo la calma necesaria comenzó a elaborar en su cabeza el operativo de rescate de lo que podía ser el final de esta triste historia. Casi no durmió en la noche del jueves.
El viernes por la mañana, primero envió al lugar a los buzos tácticos, que se metieron bajo el agua pero no encontraron nada. Entonces el jefe de Bomberos de Arrecifes se comunicó con el intendente Javier Olaeta y le pidió una retroexcavadora de la Municipalidad.
En las primeras horas de la tarde la máquina llegó al lugar donde se sospechaba que podía encontrarse Laureano y ataron los troncos con una linga de acero. La retro comenzó a tirar y la linga se cortó. Siguieron intentando hasta que lograron remover los enormes troncos y el cuerpo del joven de 19 años salió a la superficie.
“Ahí está”, gritó Beto Ciongo. Laureano estaba vestido con las mismas ropas que había salido del boliche la noche de su desaparición. La heroica tarea había terminado. Un final duro, triste, que nadie quería que se diera así pero que parecía inevitable.
Laureano descansará en paz y su familia podrá buscar la resignación interior, pese al enorme dolor que están atravesando. Todo el respeto para ellos.
Y para nuestros Bomberos Voluntarios, el enorme reconocimiento de siempre. Una vez más, aún cuando este final nos pega duro a todos, sentimos el orgullo de contar con uno de los mejores cuerpos de bomberos del país. Son verdaderos héroes.(Arrecifes Noticias)