Camila Oviedo pone en su cuenta de facebook con respecto a la detención de un joven por violencia de genero «El martes a las 2:24 am suena el dispositivo dual, mandaban un móvil a casa porque el dispositivo de mi agresor había perdido señal. El móvil llega inmediatamente, realizan la revisación de rutina y se retira.
6:40 am vuelve a sonar el dispositivo, la situación seguía igual, se manejarían según protocolo ya que el agresor no respondía tampoco el celular personal. Regresa el patrullero recién 8:15 am dos horas después del último llamado, esta vez no se bajan, preguntan como estoy, -estoy “viva”. No importa que no dormí desde el primer llamado y las 8000 cosas que se me pasaron por la cabeza, basta con eso a fines prácticos, respiro.
A las 9:00 am siguen sin obtener respuesta al dispositivo ni celular del agresor así que envían una guardia activa a mi casa, dejo a mis tres hijos con una amiga y empiezo la procesión conocida desde hace casi 4 años, Secretaría de Género, mi abogada personal, actas, firmas, comisaría, el agresor no aparecía “no lo podían encontrar “ me dijo el comisario, así que como cada vez que sucede algo me dirijo a dejar asentado en Comisaría de la mujer, cuando salgo de la comisaría para esperar mi turno de ser atendida, aparece caminando mi agresor a 20 mts de mi.
Prácticamente en la vereda de la comisaría, aparece el tipo que desde las 2 am había desaparecido del radar, de toda posibilidad de rastreo, así funciona y por suerte no me mató. Digo por suerte porque sólo atinó a sonreírme, como mostrando lo fácil que podría ser. Lo posible que es burlar el sistema de protección, lo inmensamente vulnerable que sigo siendo ahí, en la vereda de la comisaría de la mujer, donde estallé en gritos y bronca, donde no sé que hice ni dije porque no era yo sino el miedo, la impotencia, mis hijos, mi cansancio, no era yo, porque hace casi 4 años no soy yo, desde la primera amenaza, ni fui yo después del primer golpe ni volveré a ser yo hasta que «P. Q» por fin quede preso para que yo pueda tener mi libertad.
También se rió desde el patrullero cuando fue detenido (y así permanece), en 22 y 56, a una cuadra de la comisaría de la mujer. Este hombre hace unos días fue entrevistado por el canal local, donde decía que por las exigencias de la pulsera no podía conseguir trabajo y la forma en que me cagó la vida fue sólo un “error.
Agradezco a la secretaría de Género porque siempre están dispuestas a acompañarme y contenerme, sin embargo no son ellas las responsables de impartir justicia ni pueden hacer más de lo que hacen. El sistema sigue fallando, aunque desde La Plata se manejaron con el protocolo, aunque haya respondido el patrullero estoy viva por suerte. Y la suerte no me garantiza nada, ni a mi ni a mis hijos.
Ahora tengo que esperar 5 días, hasta que el Juez de garantía de Pergamino dictamine cual de los dos va a quedar en libertad»