Colón: Una sociedad enferma y un estado ausente ¿Cada vez más descontrol en los jóvenes?

Es conocido por todos que la adolescencia no es un período fácil para transitar. Existen  problemas emocionales y del comportamiento que afectan a un gran porcentaje de adolescentes: trastornos del ánimo, trastornos de conducta alimenticias (anorexia y bulimia) crisis varias (aislamiento, agresividad, rebeldía, ansiedad conflictiva en relación a la identidad y la orientación sexual) y los trastornos por sustancias como el alcohol y/o las drogas. Es responsabilidad de los padres primero y el Estado después tratar de protegerlos.

Hace meses que los vecinos de la ciudad padecen los fines de semana las trifulcas que se registran fuera de los lugares de expansión nocturna. En la mayoría de los casos los involucrados son adolescentes en evidente estado de intoxicación etílica.

Solo basta recorrer lolas inmediaciones de la salida de estos sitios para darse cuenta la “baja” edad de los concurrentes y el estado en el que se encuentran. Son innumerables las quejas de quienes viven cerca de estos lugares nocturnos cuando los jóvenes en evidente estado de borrachera causan daños en sus domicilios (dañan y rompen plantas, provocan ralladuras en la pintura de los autos, rotura de espejos, atacan a los cajones de residuos).

Pese a este panorama y la compleja problemática que atraviesa la juventud, la cual merece un tratamiento interdisciplinario en el cual los distintos componentes de la sociedad se involucren  la legisladora Fernanda Díaz propone como salida bajar el ingreso de edad a los 16 años, porque estarán en un “sitio seguro”, pareciendo más a una legislación comercial que buscar una solución de fondo.

Nuestros  jóvenes comienzan a ingerir alcohol y drogas cada vez a más temprana edad. Si se recorre los establecimientos escolares y los barrios puede advertirse que muchos inician con esta práctica con solo diez u once años de edad.  En nuestra ciudad existe un número alarmante de adolescentes que  se sumergen en un laberinto de alcohol y drogas.

A pesar de ser una ciudad “chica” este flagelo se transforma en una pandemia. Es un secreto a voces que en el orden local la ley no se cumple y que desde el Municipio las áreas involucradas no hacen cumplir la normativa. El expendio de alcohol a menores se hace a la vista de todos, con la mirada cómplice de muchos y los funcionarios que deben sancionar la mayoría de las veces “miran para otro lado”.

“Existe desde nuestro punto de vista un default humanístico en nuestro país. Temas centrales que hacen al capital humano y social de cualquier país son eludidos o ignorados de las discusiones políticas y de armados para un cambio posible y ayudar a miles que están en emergencia pero no solo alimentaria” indicó el especialista en adicciones, Juan Yaria

Algunos episodios que nos pueden ayudar a entender y que los padres, educadores y políticos dejen de hacerse los distraídos. Hace unos días una nena solo  13 años se descompuso en un establecimiento escolar. La adolescente fue trasladada al Hospital Municipal “Eduardo Morgan”. Los médicos que la atendieron, tras examinarla y luego del testimonio de la menor, pudieron determinar que había fumado un cigarrillo de marihuana pero que el mismo estaba contaminado con una sustancia tóxica que sería insecticida para moscas.

Tiempo atrás una adolescente de 14 años fue internada en el nosocomio comunal por una posible sobredosis. Se le dispuso suero endovenoso. Ese domingo otra adolescente concurrió al sitio y ambas escaparon.

En algunos establecimientos escolares se impartió la orden de no dar permiso para ir al baño en horas de clase debido a “cosas” que podrían ocurrir. Una de ellas sería ¿Fumar marihuana?

En los festejos de primavera en un club en uno de los lugares donde se realizaba el tradicional festejo concurrieron chicos desde los 10 años al “baile” hasta las dos de la madrugada. Vecinos del lugar pudieron observar al menos dos de ellos con latas de cervezas bebiendo en la vereda.

¿Quién otorgó el permiso para realizar el evento? Pudimos dialogar sobre la problemática de los estupefacientes con un investigador del flagelo en territorio bonaerense. Sería sorprendente la cantidad de posibles puntos de ventas de droga que posee nuestra ciudad.

                                               Los Pibes no son un negocio.

La Ley 14.050 de la Provincia de Buenos Aires es clara y contundente. Entre los principales artículos se encuentran dos de suma importancia: Los menores de entre catorce a diecisiete años sólo podrán permanecer en los establecimientos y locales comprendidos en el artículo 1° hasta las veintitrés horas como horario máximo. La apertura de puertas para el inicio de actividades se realizará a partir de las diecisiete y treinta horas al solo efecto que los padres, tutores o responsables legales de los menores tengan la posibilidad de realizar la revisión de las instalaciones. A partir de las dieciocho horas se dará inicio a la actividad bailable.

En tales establecimientos no se realizará venta, expendio y/o suministro a cualquier título de bebidas alcohólicas, cualquiera sea su graduación, en la modalidad conocida como “canilla libre” en locales bailables, confiterías bailables, discotecas, discos, salas y salones de baile, clubes, pubs y bares. Se entiende por “canilla libre” a la entrega ilimitada ya sea en forma gratuita o mediante el pago de un precio fijo previamente concertado.

Un problema que nos involucra a todos como parte de una sociedad que no tendrá futuro si no comienza a cuidar a sus jóvenes