Una situación que es una bomba de tiempo se está estableciendo en los calabozos de la Estación Comunal de Policía de Colón con hacinamiento y las pésimas condiciones de detención.
La investigación de El Faro comenzó el miércoles, cuando un preso que fue trasladado a las seis de la tarde desde la Comisaría Segunda de Pergamino a la Estación Comunal de Policía de Colón, hurtó una pistola 9 milímetros en el trayecto de 55 kilómetros, a uno de los dos oficiales (un hombre y una mujer) que tenía de custodia. El joven acusado en el expediente judicial por “robo” se apoderó en el camino del arma de fuego. Las averiguaciones realizadas determinó una situación altamente peligrosa para los agentes policiales e inclusa para la comunidad colonense (peligro de fugas) , y una situación insostenible para los presos.
El individuo fue trasladado en un auto marca VW Polo, color blanco, sin reja de separación entre asiento trasero y delantero,(un auto común donde a veces se trasladan hasta dos detenidos), y solamente tenía dispuesta las esposas reglamentarias. Según nuestra propia reconstrucción de lo acontecido, el detenido estaba sentado en el asiento del acompañante. El oficial de policía que conducía, habría tenido su arma reglamentaria debajo del muslo de la pierna y en un descuido el pergaminense se apoderó de la misma. Al llegar disimuló el pertrecho, entre una especie de bolso donde tenía los elementos personales. Al llegar a destino, habría cumplido con la revisación, pero el arma no fue encontrada y el preso, una vez encarcelado la habría escondido en el interior del baño.
El rumor de la tenencia de un arma de fuego, corrió rápidamente, ante la situación de peligro para otros encarcelados (algunos por poco días) y al llegar la versión a la policía se realizó una revisación de urgencia encontrando la pistola 9 milímetros.
Las actuaciones fueron iniciadas desde la Estación de Policía de Colón y los dos oficiales que participaron en el traslado fueron pasados a disponibilidad hasta que se sustancie la causa interna abierta.
Situación explosiva
La situación en los calabozos de Colón es explosiva. En los últimos meses se convirtió en una pequeña alcaidía, donde llegan detenidos de toda la zona, con un movimiento diario continuo de ingresos y egresos. El martes, por citar un ejemplo fueron trasladados desde Pergamino dos detenidos y un aprehendido. En un ámbito reducido existen conviviendo de once a catorce presos. Los días de visita (miércoles y sábado) tres policías, deben revisar a por lo menos cincuenta personas que ingresan ropa y comida para sus amigos o familiares. En ese horario puede haber en el interior del edificio tres decenas de personas. El movimiento es tan rápido que los policías de guardia (no están preparados para esta práctica) no pueden “fijar” las caras de los visitantes y hasta podría haber un intercambio de personas con alguna fuga.
Pero esto no es todo. El Juez de Garantías, Cesar Solazi, visitó los calabozos colonenses y dictó una resolución, donde determinó que por los metros cuadrados que tiene el sitio, no puede haber más de cinco personas. El jueves pasado había once detenidos, y pocos días atrás llegó al número de catorce.
Al dictamen del Juez Solazi, tras un “Habeas corpus” presentado, podemos indicar que los calabozos de la Estación de Policía de Colón, son altamente frágiles. Su construcción data del siglo pasado, sus paredes están compuestas de ladrillos pegados con adobe. Se necesita una resolución rápida que pueda desactivar esta bomba de tiempo.
Situación general
En las 137 comisarías habilitadas (en nuestra zona Rojas, Colón y Salto) para alojar detenidos en la provincia de Buenos Aires debería haber 1.003 presos, en función de la capacidad de los calabozos. Sin embargo, hay cerca de 3500 detenidos.
Recordar que siete personas que estaban bajo la custodia del Estado de la provincia de Buenos Aires murieron calcinadas en la Comisaría 1º de Pergamino. Como se recordará, Sergio Filiberto, Federico Perrotta, Alan Córdoba, Franco Pizarro, Jhon Mario Carlos, Juan Carlos Cabrera y Fernando Emanuel Latorre estaban detenidos y fallecieron al quedar encerrados en sus celdas durante un incendio.