La Casa del Niño William Morris merece el respeto de funcionarios, empleados, y la comunidad en general por su trayectoria y los miles de hombres y mujeres que se formaron en sus entrañas y fueron un ejemplo de conducta….También homenajeamos a las “inmensas” Directoras que guiaron a muchos chicos hacia un objetivo de vida (No hacemos nombres para no cometer injusticias)
El tema que vamos a abordar es muy difícil de tratar en una ciudad pequeña sin herir susceptibilidades. En esos sitios «tan especiales» donde está en juego el futuro de muchos niños y niñas deben estar las personas más preparadas, con un liderazgo claro y conductas con códigos a seguir.
El Casa del Niño colonense lleva el nombre de Willian C. Morris. Un verdadero ejemplo en educación. En sus escuelas para niños y huérfanos desamparados, se enseñaba telegrafía, escritura mecánica, corte y confección, labores domésticas, artes y oficios. Los tiempos cambiaron pero el lineamiento educativo debe continuar.
La pregunta es ¿Se está tergiversando el funcionamiento de la institución colonense?. Porque señalamos esto. En la investigación realizada sobre el homicidio de Pablo Fullana Borsatto (un joven con enormes aptitudes artísticas) nos encontramos con particularidades que nos llamaron poderosamente la atención.
La Casa del Niño, alberga niñas y niños de distintas edades y por orden de jueces de diferentes distritos, se cobijan a tres adolescentes con problemas siquiatricos. ¿La institución está preparada para contenerlos? ¿Existe personal específico para atenderlos y guiarlos? Solo mencionaremos que la medicación es dada a los pacientes por el propio personal que trabaja en diversas tareas.
Un encadenamiento de equivocaciones
En este sentido, podemos indicar que el horrendo homicidio de Borsatto se ejecutó el domingo 1º de diciembre de 2019, pero su génesis estaba encadenada a una serie de equivocaciones de un Estado inconsistente para resolver los casos como el que representaba Leonel Fazzio. En la muerte del Borsatto, según nuestro criterio existieron dos victimas.
Una de ellas, la del propio Leonel Fazzio. El homicidio pudo haberse evitado a partir de las distintas alarmas que el sistema recibió sobre lo «incontrolable» que estaba Leonel en los últimos meses. El homicidio puso bajo la lupa el accionar del Estado y sus instituciones, que no registraron las alertas “rojas” de una personalidad que se ponía en cada jornada más violenta. El victimario sufre un retraso mental. Su persona ingresó al sistema judicial en el 2016. Solo tenía 16 años y los expedientes se abrieron en la Justicia Penal Juvenil. La primera presentación fue la de su progenitora debido a que no podía contenerlo. En octubre de 2019, las causas judiciales se encontraban en los Tribunales de Familia de Pergamino, esperando una resolución a la situación del ahora homicida. El terrible asesinato se registró casi tres meses después.
La Justicia a través de los Fiscales encargó estudio sicológicos y siquiatricos, para que los médicos (brazos de la Justicia) informaran el estado mental de Fazzio y si por los resultados obtenidos debía ser internado resguardando su persona y el entorno donde convivía. Nadie contestó.
En Colón, Fazzio estuvo derivado a la Casa del Niño Willian Morris. Causo enormes problemas y el personal, no especializado no lo pudo contener. El joven ya con grandes dificultades en su personalidad convivió con niños y niñas en la institución colonense. Poco después una Asistente Social con jerarquía lo llevó a la vivienda de un hombre en el Barrio Mirador del Lago para ver si lo ponía contener. ¿Y el Estado?. Pasaron semanas y el futuro homicida comenzó a deambular. No pudimos encontrar a la persona encargada de darle la medicación en un cuadro de personalidad que se agravaba.
En el presente siguen en la Casa del Niño por orden judicial tres jóvenes con problemas siquiatricos. ¿La Institución está preparada para contenerlos?. Pablo Fullana Borsatto ese gran artista está muerto. En tanto, Leonel Fazzio se encuentra en prisión ¿Alguna vez algún magistrado firmará su libertad? O tal vez ya la había perdido mucho antes cuando un Estado ausente había comenzado a “engendrar” un homicida.