(Por Victor Calvigioni) El hombre es artífice de su destino en cualquier economía. En Colón si no diagramamos rápidamente un plan sanitario-económico que nos permita disminuir el impacto del coronavirus, con solidaridad, recayendo el mayor peso de los que deben ceder en esta encrucijada en los que mayor espalda
económica tienen. De lo contrario terminaremos colapsando el sistema sanitario y dañando seriamente las relaciones sociales y económicas de la localidad. EL COVID 19, EL UNICO LIMITE QUE TIENE ES LA VIDA DE CADA UNO DE NOSOTROS.
El Estado en este contexto debe “guiar” los próximos pasos, con una sola premisa: bajar la circulación de personas en las calles, permitiendo a los pequeños comercios y empresas seguir trabajando. CADA VIDA HUMANA ES UNICA, y el mandato de los que fueron elegidos con el voto popular es respetarla.
El 28 de marzo decíamos en una larga nota: “No es tiempo para gobernantes tibios. La ciudadanía pedirá el máximo de sus capacidades y no perdonará errores. Las redes sociales tomarán protagonismo. La vida de los pueblos será más democrática. La fuerza del trabajo, con su actual modalidad, con sus leyes gremiales, cambiarán por una realidad que nos impone adaptación y nuevos caminos a transitar. Un nuevo orden mundial comenzó a “gatear”. Ya no es economía versus seres humanos. Los nuevos tiempos señalarán que la economía deberá estar integrada a los valores de la vida terrenal”.
El 10 de abril escribimos: “La pandemia del coronavirus va destruyendo no solo vidas humanas si no la economía de los países. No existe economía posible sin el protagonismo del hombre.
También nos muestra que el virus y su propagación se mueve directamente proporcional a la desigualdad social, y falta de políticas públicas en áreas esenciales como la salud. En el presente no se puede emparchar lo que no se promovió en medio siglo
El año 2020 se estrenó de la mano de un enemigo invisible que ataca nuestras libertades más preciadas y nos obliga a encerrarnos como único herramienta de combate”
El 26 de abril señalamos : “El capitalismo salvaje desprecia la vida humana.
Quedó demostrado en medio de la pandemia del coronavirus con las presiones ejercidas a los gobernantes para “abrir” la economía. Lo hombres no son un fin si no medios descartables en su “alocado” camino a la riqueza. Saben que millones de personas morirán. No les importa. Pero los carteles “Financieros y bancarios” solo se satisfacen con el “Don Dinero”. La historia argentina lo demuestra”.
El 25 de mayo argumentamos : “Los ejemplos sobran. La desigualdad de la voracidad del mercado, nos llevó a que haya miles de modelos de pares de zapatillas, mientras en la profundidad del áfrica o en la puna jujeña se construye calzados con retazos de neumáticas y la suela clavada con espinas.
Esto mismos economistas nos llevaron a construir cientos de modelos de autos, y por contrapartida en muchos casos los niños deben ir a la escuela caminando decenas de kilómetros en cada jornada.
No estamos hablando de socialismo o comunismo. Se está pidiendo inclusión y que existan prioridades en los líderes que gobiernan, en esta endeble humanidad que construye arma laser altamente destructiva y un virus invisible los lleva a usar vinagre para poder detectarlo. Avisamos que el próximo COVID puede ser de mayor morbilidad y mortalidad. Sera el fin. La pobreza lo alimentará y saltara las paredes de los grandes edificios donde se “esconden” los financistas en los barrios cerrados”.