Colón: No es cuestión de prohibir, si de reglamentar y que no lloremos como sociedad sobre “la leche derramada “

En las últimas horas la sociedad colonense debate algunos aspectos que debe hacernos crecer como sociedad buscando un equilibrio duradero.

La Policía Comunal y otros actores pueden dar cuenta de lo acontecido entre la  tarde del domingo y la mañana del lunes (media mañana) con una fiesta privada que por su volumen en la música no dejó dormir a centenares de colonenses que se domicilian en barrio Belgrano y 9 de Julio.

También en otra fiesta privada realizada en la calle en la noche del sábado, madrugada del domingo, donde hubo música y baile en un sector del barrio Centenario, hizo que  levantaran su voz en protesta muchas personas.

Por otro lado, daremos un tercer  ejemplo muy simple. Las quejas a funcionarios de una mujer que se domicilia en calle 13,  cuya hija menor  recién salida de una internación no pudo descansar por los ruidos emitidos por un equipo de música. ( episodio acontecido este fin de semana).

El tema central no es prohibir, si no reglamentar  los espectáculos y que las normas emanadas del legislativo  se cumplan a través de Ejecutivo comunal. Se debe tener en cuenta que el  Estado Municipal,  tiene el deber, utilizando  un término futbolero de “marcar la cancha” (con ordenanzas) y decirnos como juez del partido cual es el LIMITE que tenemos como sociedad.

                                       Las cosas por su nombre

Aunque parezca mentira la Municipalidad de Colón no cuenta con un decibelímetro para la medición de ruidos ambientales que genera un emisor. Por ejemplo un equipo de música que se  utiliza en  confiterías bailables,  fiestas privadas, o  medir el ruido en emprendimientos comerciales e industriales .

El decibelímetro es un elemento fundamental (deberían tomar nota los funcionarios y los Concejales),  porque  otorga al funcionario con exactitud la  medición de ruido ambiental en casos  de una inspección cuando se verifica el cumplimiento de las normativas   vigentes en materia acústica que pueden estar relacionadas  por denuncias de ruidos.

La falta de un decibelímetro habla de por si a que la Comuna no tiene en cuenta un factor fundamental de la salud humana. Para simplificar, estamos señalando los riesgos y efectos en la salud provenientes de la sobre exposición al ruido, y  podemos indicar como  efectos no queridos la pérdida temporal o permanente  de  la audición, la exposición de embarazadas a elevados niveles de ruido  puede afectar al feto, aumento de la presión sanguínea y del cansancio. -entre otras cosas ocasionadas-.

Si… aunque parezca mentira el decibelímetro, en este contexto de sociedad colonense  es el oído y parecer del funcionario actuante y la infracción cometida va acorde con ese buen entender  muy subjetivo.

En este “cambalache”  de “baches del Estado” podemos nombrar la provisión  de alcohol a menores, el ingreso de menores (casi niños) a lugares de expansión nocturna, el uso de botellas en fiestas públicas –entre otras cosas-

Pero lo más importante es que como sociedad debemos decidir si acercamos lo acontecido en Villa Gesell hasta introducirlo en nuestra ciudad o lo prevenimos para alejarlo. Depende de nosotros y de nuestros funcionarios y concejales.

Solo se espera no “llorar sobre la leche derramada”. Además que no haya «Hijos y entenados»