Colón: Los dos casos de exorcismo que practicaron nuestros sacerdotes

(por Victor Calvigioni) En las últimas semanas tomó nuevamente conocimiento público los exorcismo que se realizan en distintos lugares del país. Uno de los cuales se encuentra en La Plata, aunque hoy relataremos los dos casos ocurridos en Colón.  Allí los rituales están a cargo del padre Carlos Alberto Mancuso. El cura, ya jubilado, atiende  en la parroquia Nuestra Señora de Luján, de calle 60 entre 27 y 28. En esta Iglesia, todos los viernes concurren decenas de personas de distintos puntos del país que buscan su ayuda. Es que algunos tienen el demonio adentro. En total el sacerdote atiende un promedio de  cien casos al mes.

En el presente,  es uno de los pocos sacerdotes exorcistas que hay en el país, (las referencias indican que existen  curas que practican el rito en Mendoza y Rosario pero se sabe que cualquier sacerdote puede realizarlo con autorización de sus superiores). En la ciudad de las diagonales  viernes tras viernes recibe las decenas de personas que en varias consultas terminan liberándose del diablo, producto de un ritual particular, entre los tantos que existen.  . El Padre  Mancuso señaló :»Yo tengo de modelo el exorcismo de la época de San Pío V, allá por el año 1614. Con el correr del tiempo la Iglesia fue tocando el ritual, hasta llegar al día de hoy», explica. Se trata de un rito que dura en promedio media hora y que no siempre es efectivo en ese primer rato, sino que en varias ocasiones se requiere de más encuentros. «Puede ser que en ese rato no lo pueda expulsar, porque la persona tiene que estar dispuesta, tiene que desear», relata. Muchas veces, Mancuso se encuentra con la pregunta del diablo, encubierta en la voz del poseído: «¿Para qué me querés echar?». Y ahí arranca un intercambio que puede llegar a terminar con agresiones físicas. Dice a 0221

 Los casos diabólicos 

En agosto de 2004, un hombre mayor  tuvo una experiencia fuera de lo normal y que habría ocurrido ante numerosos testigos que quedaron estupefactos (entre ellos policías y bomberos voluntarios).

El hecho  fue estudiado por el propio obispado donde ocurrió el episodio.  La posición diabólica fue presenciada por dos sacerdotes (uno de ellos de Colón). La humanidad en nombre de la racionalidad cree poder prescindir de la fe. El demonio existe y las diversas religiones entre ellas católica, evangelista, tienen sus rituales sagrados para contrarestar el poder del mal.

En el mundo existen muchos sacerdotes preparados para estos menesteres. El italiano Raúl Salvucci, exorcista desde 1975, publicó un libro en el que cuenta un sin número de situaciones de este tipo. El título es curioso «Qué hay que hacer con estos demonios».

El sacerdote Salvucci a través de sus escritos quiere dar a conocer la figura «incómoda» del exorcista. No sólo para la sociedad, sino para la misma comunidad cristiana: «Parece que la actitud de la Iglesia hoy frente a la obra de Satanás en el mundo es la del pudor: se avergüenza de admitir esta realidad».

El italiano reconoce que lo más difícil es reconocer los casos de posesión satánica, y distinguirlos de otro tipo de afecciones físicas o psicológicas. «Este es ciertamente el problema más difícil de resolver está ya expresado claramente en la introducción al Ritual del Exorcismo desde 1600. Con frecuencia los sacerdotes que reciben este encargo tienen un carisma que les ayuda en el discernimiento.

Ahora bien, después de 25 años de experiencia y, sobre todo, después de interminables horas de coloquio en el que he seguido durante años caso por caso, he llegado personalmente a la certeza de que existe una determinada serie de tests, semejantes a los que utilizan los psicólogos, que permite la certeza  del diagnóstico».

¿Qué buscan las personas que recurren a un exorcista? «Ante todo buscan que se les haga un discernimiento para convencerse de que realmente existe una presencia demoníaca. Pero poco después piden la «liberación inmediata» a través del exorcismo.

Exorcismo  colonense

El padre Juan, fue llamado de urgencia para asistir a una persona que podría haber sido poseída en forma demoníaca. En diálogo con este periodista el padre reconoció el hecho, aunque lo minimizo.

Según pudimos saber, un hombre (en jurisdicción de Wheelwright)  comenzó  a tener un compartimiento extraño con su familia y estaba sumamente alterado.

El individuo ya en un estado considerado fuera de lo normal, se trepó a un palo de los denominados comúnmente de luz y tomó los cables de energía eléctrica con sus dos manos. La víctima habría hecho maza y comenzó a electrocutarse. Los testigos presenciales habrían llamado a los servidores públicos y a la propia policía.

El hombre con fuerza sobrenatural, luego de varios intentos de electrocución, bajó del “palo de luz” y en presencia de una decena de testigos, lanzó de su boca una especie de llamarada. La situación atemorizó a los presentes. El padre Juan fue llamado por el sacerdote de la parroquia donde se desarrollaron los sucesos. Ambos rezaron y lanzaron sobre el probable poseído agua bendita. Los testigos dicen que entre el rezo y el agua arrojada sobre su cuerpo el poseído comenzó a retorcerse hasta quedar casi dormido

El hombre fue  hospitalizado y a las pocas horas estaba con sus parámetros de salud normales. El suceso llamó poderosamente la atención debido a que la víctima recibió varias descargas de energía eléctrica que cortaron el suministro varios kilómetros a la redonda. Los curas comunicaron la situación al obispado que estudió en esos momentos el caso.

Dos meses después el curas párroco de Colón debió recurrir a una vivienda de la ciudad, aunque en este caso, todo se habría debido a problemas explicables desde el punto de vista médico sicológico de las personas que habitaban la edificación.

   El Padre Denis

El caso que fue asistido por el recordado Padre Denis se desarrolló en julio de 1987. Se trató de una adolescente de 13 años. La  menor  que se domiciliaba en  barrio Belgrano, de un día para el otro comenzó a poseer una fuerza inusual e insultaba a familiares, hablaba varios idiomas  y contorsionaba con su cuerpo. Los progenitores pidieron ayuda.

El padre Denis tomó el agua bendita de la sacristía en dos botellitas y se dirigió con su ciclomotor a la casa donde estaba actúan do el demonio. Rezó durante largas horas  y bendijo a la adolescente, así durante dos jornadas, hasta que la chica volvió a la  normalidad.