La Justicia tiene métodos para resolver los casos de ilícitos contra la propiedad privada y muchas veces hasta resultan cómicos.
En abril de 2018, un joven de 18 años en compañía de otro sujeto robaron herramientas en un taller del barrio Rivadavia, situado sobre calle 44.
Al terminar la tarea de apropiarse del valioso botín, el malviviente y con el corazón que latía fuertemente y lejos de pensar que el caso podría resolverse por pericias, escribió una nota al victimario.
La justicia tuvo certezas y el Juez de Garantías autorizó los allanamientos de los domicilios de los sospechosos, pero no pudo encontrar las herramientas de origen ilegal. La Fiscalía Descentralizada Nº2 del Dr. Ignacio Uthurry , citó dos veces a los sospechosos. No se presentaron, por lo que fueron obligados a cumplir con el requerimiento a través de la Policía Comunal.
En el trámite realizado en la Fiscalía Descentralizada de calle 48 entre 20 y 21, le dieron a los dos jóvenes una lapicera y papel. .La prueba de la autoría resultó curiosa y hasta con un grado de comicidad, ya que fue fundamental una pericia caligráfica realizada sobre una esquela que dejaron los ladrones. Así, individualizado el posible autor del hecho se lo sometió a un cotejo de su escritura con la inscripción que rezaba en el papel dejado, determinándose que le correspondía. A partir de allí con la certeza de que era uno de los autores del hecho y acreditado que al momento de ocurrir el robo era menor de edad, la causa se remitió desde la Fiscalía Nº 2 de Colón a la Fiscalía Nº. 1 del Fuero de Responsabilidad Juvenil, dependencia que concreto la detención semanas atrás.