“La derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta.” Eduardo Galeano
(Por Victor Calvigioni) El periodista puede entender, y hasta asimilar con el continuo ir y venir de la historia de nuestro país, actitudes y errores que cometen las personas en situaciones límites de la vida. En ciudades donde todavía el ser humano no está despersonalizado y no es una masa uniforme marchando por calles pobladas y rodeadas de cemento caliente, la mayoría de la población conoce el entramado social que muchas veces duele en cada uno de nuestros corazones.
El viernes a las 16.25, se produce el “saqueo” en el supermercado “Muralla China”, ubicado en calle 16 entre 53 y 54. Las imágenes pasan, las historias y el dolor quedan. Minutos antes varias personas recorrían las calles del barrio Belgrano gritando “Vamos a buscar mercadería”. Muchos salieron de sus humildes viviendas y se dirigieron al comercio indicado. La tentación fue muy grande. Ya las puertas estaban abiertas con los rudos golpes de una filosa hacha, utilizada en invierno para cortar leña para las salamandras. La Policía Bonaerense avisada de los acontecimientos llegó en tres patrulleros, y las personas que se encontraban en el local comenzaron a huir con sus bolsas cargadas de mercadería.
Sin embargo, entre las góndolas quedó una mujer que vamos a identificar como “S.F” de tan solo 22 años. Una policía femenina, pudo aprehenderla. En la puerta del supermercado la chica señaló: “No tengo para comprar pañales para mis dos hijos” y se le cayó de la mano una canasta con paquetes de una reconocida marca de pañales. Su esposo “E.O” también fue aprehendido en el desorden de hombres y mujeres que se entrecruzaban buscando una salida. Ambos pasaron la noche en la Estación Comunal de Policía. Están acusados de Robo agravado.
La dolorosa historia
Las penurias para “E.O” comenzaron cuando pudo abrir sus ojos. Es el menor de ocho hermanos. Sus padres tienen una personalidad fronteriza. Los síntomas incluyen inestabilidad emocional, sentimientos de inutilidad, inseguridad, impulsividad y dificultades en las relaciones sociales. ´Creció en una precaria vivienda ubicada en calle 57 del Barrio Belgrano. La edificación tenía una sola habitación de cinco por cinco construida de ladrillos desnudos y piso de tierra, En ese solo ambiente, con colchones tirados por la noche y amontonados uno sobre otro, en los largas jornadas, su madre cocinaba, la familia dormía y salían a hacer las necesidades a un excusado. Sus hermanos mayores comenzaron a ir a la Escuela Especial 501. Las docentes al cuarto hijo, pidieron a un Juez de Pergamino, realizar a la madre, ligaduras de trompa. Nunca contestaron el requerimiento. En los legajos del establecimiento escolar los ocho hermanos después de exhaustivas evaluaciones en un apartado indican “Personalidad fronteriza”. Ninguno de los ocho sabe leer ni escribir. Cada uno de los hermanos antes de dirigirse a la escuela, pasaba por la Casa del Niño “Willian Morris” donde eran bañados y se les cambiaba la ropa. En forma posterior. un colectivo los acercaba a la escuela. Allí almorzaban y merendaban. Las docentes estaban atentas a que no les faltara zapatillas y ropa de vestir. El padre trabajaba en el campo y con su sueldo escaso era muy poco las comodidades que le podía brindar. Los hermanos mayores muchas veces eran buscados por los terratenientes para curar el maíz. El trabajo se notaba por sus manos manchadas con tintura color rojo.
Un hermano de “E.O” a finales de la década de los noventa participó en los Juegos Juveniles Bonaerenses. Ganó la medalla de oro, en la disciplina “lanzamiento de bala”. El docente que lo acompaño a su regreso de Mar del Plata contaba que la primer noche en el hotel donde se hospeda la delegación fue todo un descubrimiento. Por primera vez, en su corta vida dormía en una cama, con sábanas limpia. Mayor fue su asombro al conocer la inmensidad del mar. Al llegar a Colón, lo esperaban más de un centenar de personas y las autoridades municipales de aquel momento, lo subieron a un palco construido de apuro frente a la Municipalidad, donde fue ovacionado. Muy poco después quedó solo y regreso a su precaria casa.
Años después moría ahorcado. La caratula indicaba “Suicidio”. Los hermanos dijeron que se había enamorado de una mujer mayor, y los amigos de esta, por celos lo habían matado. El cuadro del suicido trajo muchas dudas. Su cuerpo colgaba de una planta de durazno y las rodillas tocaban el suelo. Pidieron que se investigara el caso. Nadie los escuchó.
A pesar de todas las vicisitudes que les presentó la vida los hermanos pelearon con dignidad. En este sentido, todos trabajan en labores poco remunerativas, formaron una familia y tuvieron hijos. Siempre con necesidades económicas. En ellos se resumen un poco la historia de la argentina, y américa latina.
La mujer aprehendida
La esposa de “E.O” tiene una historia parecida de escasez económica y sufrimiento. En los últimos meses tuvo un golpe extra a su vida. Es familiar directa de una mujer que sufrió las injusticia de un sistema que no la escucho y término muerta. Su cuerpo fue encontrado con otras tres personas, dos de los cuales eran sus primos. Las personas que la conocen o son sus vecinos dicen que en los últimos meses la familia pasaba necesidades extremas. La historia de esta pareja se repite por decenas en las barriadas humildes de nuestra ciudad. “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”. Eduardo Galeano.