En Pergamino, 13 de Diciembre de 2018, siendo las trece horas, reunidos en la Sala de Acuerdos los Jueces del Tribunal en lo Criminal, Dres. Danilo Cuestas, Guillermo M. Burrone y Miguel A. Gaspari, bajo la presidencia del primero, a los efectos de dictar veredicto en esta causa Nº 399/2018 seguida contra “E R”.
La sentencia de los magistrados fue condenar “E.R” como autor penalmente responsable de Abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo y aprovechando la relación de convivencia preexistente a la pena de ocho años de prisión , accesorias legales y costas. La Fiscal actuante fue Magdalena Brant y el defensor oficial del acusado fue el Dr. Estanislao Carricart.
El inicio de la investigación
La denuncia la presentó el progenitor de la víctima comenzando la investigación judicial que derivó en la imputación “E. R”, padre de su ex-pareja y madre de la víctima. En este sentido, 11 de agosto de 2017, denunció que vivió en pareja durante ocho años y que tuvieron varios hijos. La atacada sexualmente era la mayor.
El padre indica que la niña apareció con una tablet y un teléfono celular y empezó a sospechar de porque el abuelo realizaba esos regalos. En un momento dado, le preguntó a su hija si le pasaba algo que le contara que podía confiar en él y ésta, llorando le dijo que su abuelo “E. R”, la tocaba, le manoseaba las partes íntimas y la obligaba a tocarle los genitales y que lo hacía cuando su mamá no estaba.
En ocasión de comparecer al debate, la madre ratificó lo manifestado en la denuncia. Reiteró que le llamaba la atención de que su hija venía con cosas que, por una cuestión económica, no podía comprar, tal como celulares y una tablet. Que le dijo que el abuelo la manoseaba y le tocaba las partes íntimas.
Cuando le contó lo que le sucedía fue a hablar con el abusador, que estaba nervioso, se pelearon y ahí fue cuando hizo la denuncia. Que el abusador se lo negó y que antes había tenido problemas con él. Dijo que no lo aceptaba como yerno por su apellido y era mal visto en Colón. Que de este tema habló con su ex mujer con la que no tiene buena relación. Cuando se separaron ella se fue a vivir con sus cuatro hijos a la casa de sus padres. Que los regalos que le hacía el abuelo a su nieta, ésta le contó que era para que no hable.
La víctima contó llorando lo que le sucedía un mes antes de que hiciera la denuncia y que no la efectuó antes porque quería asegurarse y saber más y además la adolescente no quería que se supiera. También la nieta víctima narró que le quería bajar los pantalones y la quería violar que le hizo practicar sexo oral y la «apoyaba».
El infierno de una adolescente
En la sala de audiencias, habiéndose hecho retirar al imputado en un sector dentro de la misma para que pudiera escuchar, pero fuera de la vista de la víctima, ésta declaró: que todo comenzó cuando se fue a vivir con sus abuelos entre los 13 y 14 años y que cuando cumplió catorce su abuelo se puso «más raro». Que su abuelo empezó a tocarle la cola y que cada vez iba en aumento y que también le tocaba los pechos, la amenazaba si hablaba y empezó a regalarle cosas como celulares y una tablet.
Primero la tocaba por arriba de la ropa, luego a la noche empezó a entrar a la pieza, la destapaba y la tocaba. Que su abuelo dormía con su abuela y ella tenía una pieza sola para ella. Cuando su abuelo le hacia ésto estaba incómoda, tenía ganas de gritar. También pasaba durante el día cuando su abuela se iba. Que la obligó a que le chupe el pene y que si seguía así le iba a dar las cosas que ella quería.
Que le daba asco, esto pasó como dos o tres veces. Le contó a su papá porque él le pedía que le contara como estaba y se lo dijo porque no aguantaba más. Que tenía miedo que lo mismo que le pasaba a ella le pasara a su hermana menor. Su abuelo le regaló un celular y una tablet y a veces le daba dinero también.
Su abuela nunca se enteró de esto y en estos días previas al juicio le dijo que hiciera las «cosas bien». Recuerda que al celular se lo regaló un día cualquiera. Que la última vez que le hizo sexo oral a su abuelo hasta la denuncia transcurrió un año aproximadamente, las dos o tres veces que lo hizo fue espaciado entre días y la primera vez fue de noche en su habitación. Que a la psicóloga que la entrevistó le contó todo.
Que los toqueteos fueron aproximadamente desde los trece años y medio hasta que cumplió dieciseis cuando le regaló la tablet. Esto duro dos años y medio más o menos.