Una joven colonense lanzó en facebok del colectivo feminista “Somos Manada” un dramático pedido relatando lo que le había sucedido en una esquina céntrica de nuestra ciudad. La mujer señala en su exposición:
“Ante la indiferencia de la sociedad y de la justicia, pedimos por favor la solidaridad de toda la comunidad de Colón, para no permitir que Camila vuelva a sufrir otro episodio de violencia que podría terminar con su muerte. Exigimos una respuesta inmediata por parte del estado!
«Mi nombre es Camila Oviedo, no sé como empezar a escribir esto, tampoco sé si servirá de algo, pero sí necesito hacerlo y creo que la única manera de combatir esto que me pasa a mi y a muchas más, es hablando, gritando si hace falta. Porque a veces la sociedad incluso esta que es tan chica y parece solidaria, se vuelve sorda y ciega.
Ayer viví un nuevo episodio de violencia de género, digo un nuevo porque no es la primera vez, como cada vez que sucedió hice todos los pasos aconsejados por los organismos, realicé la denuncia correspondiente (otra) me dirigí a la secretaría de género, hablé con diferentes personas y aún así, tengo miedo. Me siento vulnerable y considero que quizás compartiendo esto algo, aunque sea mínimamente se pueda cambiar, porque estamos muy lejos aún hoy de “como debería ser una sociedad comprometida” .
El día miércoles 17 de enero cerca de las 20: 45 el padre de mi hijo menor, ( que solo identificaremos con una “Q”) me cruzó en calle 46 y 22 insultándome, amenazándome y golpeándome, patadas y golpes en la cabeza. Había vecinos mirando la situación y nadie se acercó. Como pude volví por calle 46 y al lado de la cooperativa volvió a agredirme, la gente se acercó a mirar, pero nadie me ayudó. Sólo una chica que pasaba en moto se solidarizó conmigo. Hice la denuncia telefónicamente y pese a que llamé 3 veces no conseguí respuesta, salí corriendo para volver con mis hijos ya que temía que fuera a casa de la niñera. Como no pudo ingresar a su domicilio, volvió a golpearme en 46 y 20. Tres veces en 15 minutos y NADIE intervino, en todas la ocasiones había gente mirando mientras el me golpeaba y amenazaba de muerte.
Recièn en casa de la niñera pude contactarme con la policía, quienes me llevaron hacer la denuncia pero dijeron que no podían arrestarlo porque no tenían orden del fiscal.
Tengo miedo, porque sé que este tipo es capaz de cualquier cosa, pero además porque sé que puede matarme en plena calle y nadie va a intentar detenerlo y eso me asusta aún más. La comisaría sigue sin tener los recursos necesarios de contención en estas situaciones de emergencia, los médicos siguen atendiendo sin el protocolo para situaciones de violencia de género y las pocas que nos animamos a denunciar tenemos que ir de un lado al otro exponiéndonos mientras quienes nos violentan tienen todo el tiempo del mundo para volver a hacerlo o para escaparse. De nada sirve que hagamos 300 marchas, si no cambia esta realidad»