El robo de cable se pone nuevamente de moda. Los metales subieron en su valor económico y eso lo hace atractivo para los ladrones. En este caso, dos adolescentes de 13 y 16 años, haciendo una zanja con palas se robaron un tramo de un tendido eléctrico que estaban en una línea subterránea, ubicada en un predio cercano a la Planta de Cargill, sobre Ruta 50. La línea estaba fuera de servicio.
Los menores habían cavado 16 metros de una zanja para “arrancar” el grueso cable. Sin embargo la zanja alcanzaba a 400 metros por lo que durante varios días y sistemáticamente habían trabajado para llevarse un valioso botín.
Los cables deben ser quemados para quitarles la cobertura plástica y quedarse con el cobre, para luego comercializarlos por kilo.
La quema debe realizarse fuera del casco urbano, porque es fácil de detectar por el humo negro y un olor muy característico. Sin embargo, es muy posible que el producto de lo robado sea vendido a reducidores especializados sin ser quemados.