Las bailarinas de tango colonenses Cinthya Tomino y Florencia Daluisio competirán juntas en el Mundial de Tango. «El tango es un reflejo de la sociedad y el rol de la mujer ahora es distinto».
Bajo esa premisa, las coloneses desafían al machismo y bailarán juntas en el próximo Mundial de Tango. Lo harán en la categoría Pista y la expectativa para este mundial es aportar a la apertura del tango, abrir mentes, inspirar y romper con antiguos prejuicios. Vale agregar que este año en la competencia mundial en nuestro país van a participar otras dos parejas formadas por mujeres y una pareja de varones. Hasta el momento hay 554 equipos inscriptos, 130 en la categoría Escenario y 424 en Pista
Historia de un encuentro
Diario Popular en una nota señaló «Cynthia Tomino y Florencia Da Luisio se conocieron hace trece años en el ballet para niños y adolescentes de su ciudad natal, Colón, en la provincia de Buenos Aires. Allí descubrieron su pasión por el tango y desde entonces se hicieron amigas inseparables y compartieron proyectos y experiencias profesionales vinculadas con el baile del 2×4.
Esas experiencias las trajeron a Buenos Aires. Y luego de varios años de recorrer milongas y aprender los secretos de esa danza tan particular, este año decidieron competir juntas en el Mundial de Tango, en la categoría Pista, representando a su ciudad.
No es la primera vez que se inscriben parejas del mismo sexo: hay registros desde 2014. Tampoco son las únicas: en la edición 2018 van a participar otras dos parejas formadas por mujeres y una por varones. Hasta el momento hay 554 parejas inscriptas, 130 en la categoría Escenario y 424 en Pista.
«La primera vez que vi bailar tango fue en ese ballet en Colón», recuerda Florencia. «Me parecía que era algo que podía hacer. No lo vi como algo de grandes sino como algo más adolescente. Y ahí conocí a Cynthia, que iba a clases desde chiquita y ya bailaba muy bien».
«Como yo era la más alta de la clase -interviene Cynthia-, muchas veces faltaban varones y me pedían que hiciera yo ese papel. Y así le agarré el gusto al rol de liderar en una pareja que baila tango».
Entre las milongas que recorrían en Buenos Aires estaban Sabor a Tango, La Baldosa, Salón Canning, El Tacuarí. Y más recientemente Muy Lunes y La Discépolo. En esas recorridas percibieron que algunas costumbres históricas del ambiente del tango empezaron a caer en desuso, como por ejemplo que sólo el hombre pueda sacar a bailar, frecuentemente con un cabeceo, y que las mujeres sólo acompañan al varón líder que guía a la hora de sacarle el lustre a las baldosas.
«En esta pareja yo hago el rol de líder y ella hace el rol de seguidora», explica Cynthia . «Dejamos de hablar de hombre-mujer porque nos parece que, en realidad, el tango es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Y hoy en día el rol que cumple la mujer es totalmente distinto que el de antes».
Las dos ya participaron en ediciones anteriores del Campeonato Mundial con parejas hombres. «Este es un año atípico porque tuvimos varios proyectos juntas, ya sea bailando o como organizadoras. Y no nos queríamos quedar afuera porque nos gusta mucho. Siempre ensayamos, damos clases, nos sentimos cómodas. Entonces se nos ocurrió que podía ser una buena propuesta: presentarnos juntas y bailar las dos», dice Cynthia.
«Cada vez que íbamos a la milonga y no nos sacaban a bailar, porque a veces faltan hombres, nos daba mucha bronca. Nos moríamos por salir a bailar una tanda y al final salíamos juntas. A partir de ahí nos dimos cuenta que disfrutamos mucho de compartirlo y dijimos: ¡hagámoslo! ¡Vayamos!», cuenta Florencia.
Entre esos proyectos que mencionan figura El Almacén de la Cultura, un centro cultural que abrieron en 48 y 14, en Colón, donde enseñan a bailar el tango y transmiten los conocimientos que alguna vez recibieron de chiquitas. También ofrecen clases de otros tipos de danza y talleres de fotografía, dibujo y manualidades. Allí ensayan cuando están en Colón, entre una y seis horas por día: son más a medida que se acercan el 13 y 14 de agosto, las fechas que les asignaron para competir en las rondas eliminatorias, en La Usina del Arte.
Los ensayos intentan reproducir lo más fielmente posible lo que va a pasar el día que tengan que salir a competir. Un aparato reproduce al azar la música que tienen que bailar. «En el Mundial vos no elegís los tangos: tenés que improvisar sobre la música que te toca», explica Florencia.
El Mundial es para ellas la época del año en la que la actividad que comparten se dispara y la exigencia de la competencia llega a su mayor nivel. «Compartís una experiencia muy linda. Viene gente de todas partes del mundo. Con distintos sueños, distintas ideas. Gente que por ahí llega a Buenos Aires por primera vez. Y es muy gratificante. Más allá de lo que te exija la competencia, que te lleva a ensayar más tiempo, tomar más clases, mejorar y tener una proyección más profesional. Más allá de todo eso, la parte humana es muy linda», describe Cynthia.
Soñar no cuesta nada. Y, como todos los que compiten, ellas alguna vez se imaginaron al presentador el día de la final en el Luna Park diciendo: «Y las campeonas mundiales en Tango Pista son Cynthia y Florencia». La sola mención de la idea las hace reír con ganas, pero en seguida bajan las expectativas. Para Cynthia , «el sueño existe, pero imaginarnos en una instancia en el Luna Park sería pedir demasiado: basta con poder participar y hacer lo que nosotras hacemos». Para Florencia sería ir a disfrutar: «Bailar como sabemos porque a veces los nervios no nos dejan dar todo. Poder ir y demostrar lo que venimos preparando y estudiando hace mucho tiempo, para mí es suficiente».