Luego de restringir el suministro de gas a industrias y estaciones de servicio de todo el país, el gobierno de Javier Milei afirmó que la situación se normalizará a lo largo de la jornada de este jueves por el ingreso de un barco con el fluido importado desde Brasil que se había demorado por un problema con los pagos.
No obstante, la pesar de que prevén que en las próximas semanas haya un alivio ante un consumo más moderado por temperaturas menos frías y el ingreso de GNL importado, las principales compañías del sector energético continúan en alerta y miran con preocupación la segunda semana de junio, cuando se prevé el ingreso de una nueva ola de frío polar según el Servicio Meteorológico Nacional.
En tanto, desde el sector energético y dirigentes del gobierno anterior consideran que fueron la “imprevisibilidad”, “la falta de conocimiento” y “la mala gestión” en la materia por parte de la gestión actual la que derivó en la crisis del gas, que podría repetirse. Diez claves para entender lo que ocurrió.
1. La versión del Gobierno: la Secretaría conducida por Eduardo Rodríguez Chirillo remarcó que la escasez de gas se debió “a las excepcionales condiciones meteorológicas del mes de mayo que generaron un alto consumo de la demanda prioritaria (que se incrementó de 44 millones de m3 a 77 millones m3)” y “a las demoras en las obras de infraestructura programadas por la administración anterior”.
Además, Energía también hizo hincapié en el “inconveniente técnico” en dos plantas compresoras en las provincias de San Luis y Córdoba operadas por la empresa TGN, que se sumó al resto de los traspiés.
2. Las obras en el Gasoducto Néstor Kirchner. El oficialismo responsabilizó al gobierno de Alberto Fernández por las supuestas falencias en la obra del Gasoducto Néstor Kirchner, el conducto que transporta unos 11 millones de metros cúbicos de gas por día. No obstante, fuentes del sector y del Gobierno anterior indicaron que la administración de Milei paralizó las obras de las dos plantas compresoras en Neuquén y en la provincia de Buenos Aires lo que complicó el transporte.
El freno a la obra pública, que le habría ahorrado al Gobierno 15 millones de dólares, demoró los trabajos y ahora deberán desembolsarse en junio unos 500 millones de dólares adicionales por la importación del gas para hacer frente a la mayor demanda.
“Que esto sea responsabilidad de la gestión anterior no es así, tampoco es blanco ni negro. Originalmente las plantas tenían que terminarse en octubre de 2023, pero este tipo de obras siempre tienen demoras técnicas. Pero recordemos que el gasoducto lo hicimos en tiempo récord, se terminó en muy pocos meses, en un tiempo inédito”, analizó Flavia Royón, quien fue secretaria de Minería hasta el 10 de febrero, cuando Milei le pidió la renuncia. Venía de la gestión de Alberto Fernández.
“El GNPK está terminado y operativo desde julio de 2023 con capacidad de 11 millones de metros cúbicos. Una obra que hizo el Gobierno anterior y con la que este celebra el superávit energético. Para duplicar la capacidad de transporte por el ducto habría que terminar las plantas compresoras que nosotros dejamos al 62% de avance de obra”, explicó por su parte Agustín Gerez, expresidente de Enarsa.
3. Problemas con los pagos y “contratiempo administrativo”. El Gobierno de Milei reconoció la existencia de un “contratiempo administrativo” con el banco operado por la empresa brasileña Petrobras. El buque impidió descargar el GNL, adquirido por Enarsa la semana pasada por un total de 44 millones de m3.
La compañía del país vecino impugnó la carta de crédito con la que debía pagarse el combustible y no autorizó la descarga del insumo en la terminal bonaerense de Escobar. Horas más tarde, el inconveniente fue subsanado por ENARSA y la nave ya se encuentra descargando el producto licuado para ser regasificado e inyectado en el sistema de transporte.
4. El informe que lo advirtió. Un informe de G&G Energy Consultants de Daniel Gerold, uno de los analistas más escuchado por las compañías energéticas, advertía una caída en las reservas de los gasoductos ante una continuidad de la ola de frío y en el marco de los menores niveles de importación de fluido en los últimos 15 años. El trabajo circuló por las oficinas del Gobierno, pero fue desestimado.
5. Las consecuencias sobre la industria. Si bien las entidades fabriles todavía monitoreaban la situación y no tenían dimensión completa del alcance en los cortes de suministro de gas, la dirigencia industrial ya anticipó que en mayo la crisis de abastecimiento de energía a las fábricas tendrá un impacto en la producción. La federación fabril santafecina anticipó “consecuencias económicas para las empresas debido a la paralización de actividades”.
Esto se suma a un ya complicado panorama: el último estudio de la actividad fabril que hizo la Fundación FIEL marcó que en abril la industria manufacturera tuvo un derrumbe de 14,9% en términos anuales. Es una caída con una magnitud que no se registraba desde mediados de 2020 ya con el impacto de la cuarentena y restricción de actividades durante la pandemia. Ese centro de estudios también marcó que la tendencia de caída productiva fabril todavía no encontró un piso: hubo en el cuarto mes del año un retroceso de 2,5% en comparación con marzo. Se diferencia, así, de otros indicadores como el de ventas de comercios que elabora la Confederación de la Mediana Empresa Argentina (CAME), que en abril había detectado que aún había desplomes anuales pero un repunte mensual. (DIB)