Organización Mundial de la Salud (OMS), en la Argentina una de cada 10 personas mayores de 18 años tiene algún tipo de diabetes. Frente a este escenario, científicos de la Universidad Nacional de La Plata ensayan una droga con potencial para recuperar las células dañadas para que vuelvan a producir insulina, la hormona encarga de regular la cantidad de glucosa de la sangre.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Los estudios sobre la nueva droga se llevan adelante en el Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (CENEXA-UNLP-CONICET) de la Facultad de Ciencias Médicas. En los ensayos, la droga fue aplicada en ratas de laboratorio obteniendo los resultados esperados por los investigadores.
Detalles del proyecto
Bárbara Maiztegui, integrante del equipo de científicos del CENEXA, ofreció detalles de los ensayos: “tras aplicación de un péptido a las ratas durante un período de 10 días, a través de dos inyecciones diarias, se observó un incremento en la masa de las células beta pancreáticas encargadas de secretar insulina y un aumento de la angiogénesis; es decir, la formación de nuevos vasos o capilares que facilitan la proliferación de estas células beta”.
La droga en cuestión se trata de un péptido -un tipo de moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos- que actúa a nivel del páncreas sobre las células beta, situadas en los islotes de Langerhans. Estas células se encuentran alteradas en la diabetes debido a una disminución de su cantidad y a una menor capacidad para secretar insulina.
La importancia de esta droga reside en su capacidad de aumentar la secreción de insulina y la cantidad de células beta del páncreas, recuperando las células dañadas en número y en función, ya que en la diabetes hay menos células beta de las que debería haber y no producen la cantidad de insulina que tendrían que generar. La aplicación del fármaco en el organismo logra la recuperación fisiológica de las células alteradas.
Características de la enfermedad
Flavio Francini, director del CENEXA y miembro del proyecto que estudia la identificación de nuevos agentes terapéuticos para el tratamiento de la diabetes, detalló que “el hígado es otro de los órganos que altera su función en esta patología, modificando su capacidad de almacenar glucosa y liberando más de lo normal. Así –agregó- contribuye a la hiperglucemia característica de esta enfermedad”.
Esta línea de trabajo, analiza si el mencionado péptido, que tiene una acción positiva sobre la recuperación de las células beta pancreáticas, también tiene algún efecto en las enzimas o en los mecanismos que regulan la producción de glucosa en el hígado.
En este sentido Francini sostuvo que “de acuerdo a los resultados obtenidos, los efectos sobre el hígado estarían en sintonía con la mejora observada en las células beta en la cantidad y en la calidad; es decir que podría contribuir a que el hígado, en esa situación patológica, recupere su funcionamiento normal y no contribuya a la hiperglucemia”.
Algunos datos sobre la diabetes
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de diabéticos ha aumentado de 108 millones en 1980 a 422 millones en la actualidad.
La diabetes es una importante causa de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores. Se estima que, en el último año, la diabetes fue la causa directa de 1,6 millones de muertes en el mundo.
Aproximadamente la mitad de las muertes atribuibles a la hiperglucemia tienen lugar antes de los 70 años de edad. Según proyecciones de la OMS, la diabetes será la séptima causa de mortalidad en 2030. (InfoGEI)