Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata logró medir por primera vez el comportamiento de los antibióticos denominados ionóforos en la Cuenca del Plata.
Los estudios confirmaron la presencia en el agua de estos contaminantes emergentes, que llegan al ambiente a través de las heces de vacas y aves de corral criados en feed lots. Los datos son alarmantes, ya que se trata de una tendencia en ascenso.
Se trata de un descubrimiento de enorme trascendencia ya que, hasta el momento, no se había comprobado y documentado con rigor científico la existencia de este problema ambiental en la Cuenca del Plata.
Los resultados fueron claros y contundentes: la monensina y la salinomicina, medicamentos utilizados principalmente para prevenir enfermedades en ganado y pollos criados en condiciones de hacinamiento, fueron detectados en 26 de los 45 ríos y arroyos valorados.
Los animales incorporan el alimento con antibióticos -lo necesiten o no-, luego en las excretas puede aparecer hasta el 90 por ciento de la dosis, es decir, el porcentaje que el animal no necesitaba y en consecuencia eliminó.
Se trata de un trabajo inédito, ya que hasta ahora, la mayor parte de las actividades de monitoreo ambiental sobre los antibióticos en ríos se efectuaron en Europa y Canadá, por lo que la investigación llevada adelante por el equipo de la UNLP es muy significativa para Latinoamérica, donde predominan las economías agrícola ganaderas.
“Todavía no están claros los perjuicios que conlleva la presencia de estos contaminantes a la salud de los seres humanos, porque no hay estudios sobre esta cuestión, lo que es seguro es que no son inocuos, ya que presentan rangos de concentración similar a los pesticidas”, explicó Alonso.
El proyecto, llevado adelante en el Centro de Investigación del Medioambiente (CIM), perteneciente a la facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y el Conicet, resultó tan innovador que fue publicado esta semana en la revista Environmet International, una de las publicaciones especializadas en investigación ambiental más prestigiosas del mundo.
El estudio llevado a cabo por Damián Marino, Lucas Alonso, Pablo Demetrioy Alberto Capparelli del CIM (UNLP-CONICET), constituyó un inmenso reto a nivel logístico ya que debieron tomar muestras a lo largo de dos años en los distintos afluentes de la Cuenca del Plata para lograr un monitoreo que determine el comportamiento de estos contaminantes a lo largo del tiempo. “Esto nos sirvió para establecer que la presencia de estos ionóforos se da a lo largo de todas las estaciones del año y no se alternan con el uso de otros antibióticos”, agregó Marino.