Luego de que la Justicia levantara más de 30 rastros del destacamento Teniente Origone para determinar si dan cuenta de la presencia de Facundo Astudillo Castro en el lugar, los cuatro efectivos sospechados por participar en su presunta desaparición forzada entregaron hoy sus celulares y designaron a un abogado defensor, pese a que no se les pidió la declaración indagatoria.
Se trata de los policías Alberto González (quien prestaba servicio en el destacamento de Teniente Origone, el mismo que fue allanado ayer), y los oficiales Gabriel Sosa, Siomara Flores y Jana Curruhinca, de la seccional de Mayor Buratovich. Los cuatro son apuntados por la familia del joven fallecido el año pasado como responsables de su presunta desaparición forzada y la aparición del cadáver, meses más tarde.
Fuentes judiciales señalaron que en las últimas horas se presentó el abogado Santiago Martínez para hacerse cargo de los intereses de los policías y poder supervisar las medidas de prueba que se realicen en la investigación.
Además, esta mañana los cuatro policías se presentaron en la sede bahiense de Gendarmería Nacional para entregar sus teléfonos celulares, tal como se lo había solicitado la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca en una resolución firmada el viernes 12 de febrero.
La presentación de los efectivos se hizo un día después de que se llevara a cabo una inspección en el destacamento policial de Teniente Origone, partido de Villarino, donde se levantaron más de 30 rastros que ahora deberán ser analizados científicamente para ver si corresponden al joven fallecido.
Los investigadores quieren saber si Facundo estuvo alojado en esa dependencia policial antes de morir, aunque el paso del tiempo puede haber complicado cualquier hallazgo de indicios.
En agosto de 2020, durante una inspección de la que participaron perros adiestrados aportados por el perito de parte Marcos Herrera, fue hallado un objeto que Cristina Castro reconoció como que pertenecía a su hijo Facundo. Se trataba de una pequeña sandía esculpida en madera en cuyo interior había una vaquita de San Antonio y que supuestamente Facundo utilizaba como amuleto de la suerte. En tanto, dentro del baúl del patrullero que habitualmente manejaba el oficial González fue hallado un pelo del joven fallecido.
A raíz de esos indicios, la querella y los fiscales insistían desde el año pasado que se realice un allanamiento de ese destacamento policial, el cual recién fue autorizado ahora, luego de un fallo de la Cámara de Apelaciones de Bahía Blanca que, el viernes pasado, hizo lugar a distintas medidas de prueba que eran sistemáticamente rechazadas por la jueza federal María Gabriela Marrón.
Fuentes judiciales aseguraron que en el allanamiento se levantaron rastros que podrían ser de sangre, elementos orgánicos, restos de saliva y otros objetos, entre ellos una pequeña pieza que podría ser una turmalina (como la que llevaba Facundo de colgante) y un resto de suela de zapatilla, que podría pertenecer a la zapatilla que llevaba puesta el joven (una fue hallada junto al cadáver pero su par nunca fue encontrado). (DIB)