La misma institución educativa que a fines del año pasado sacudió a los casildenses al visibilizar situaciones de extrema necesidad en el seno de la comunidad escolar volvió a encarar una campaña de recolección de alimentos para ayudar a la familia de un estudiante cuyo hermano, que también concurría al establecimiento, murió hace poco más de una semana a causa de una infección.
Aunque la institución apeló a la prudencia el caso sigue conmoviendo a la Escuela de Educación Técnica (EET) Nº 283 “Doña Ramona Sastre de Casado” donde el menor que falleció cursaba segundo año y se había ganado el afecto de sus compañeros, docentes y directivos.
Y ese dolor indescriptible parece haberse potenciado aún más al sobrevolar la sensación que la condición de vulnerabilidad social no ayudó al adolescente a dar pelea por su vida.
Tras el fatal desenlace ocurrido la semana pasada en un nosocomio rosarino donde había sido derivado para su atención y no logró revertir su complejo cuadro salieron a la luz circunstancias que sumaron más angustia e impotencia en torno al lamentable suceso.
La falta de recursos motorizo un pedido de ayuda al poder político local para trasladar el cuerpo y realizar el sepelio de Gustavo Lencina cuya familia sigue lidiando con necesidades propias de la pobreza.
Dos caras de una realidad
Las muestras de tristeza y solidaridad no tardaron en multiplicarse en las redes sociales donde los comentarios reavivaron el debate sobre las problemáticas sociales que contrastan con la cara progresista de esta ciudad rodeada de campos que producen alimentos y riqueza.
Pero mientras las opiniones fluyen la EET una vez más no tardó en tomar el guante para tender una mano, como lo hizo en noviembre del año pasado junto al centro de estudiantes ante critica realidad social que, como dio cuenta oportunamente La Capital, mostró su cara más dura con chicos descompuestos en el aula por “hambre”.
Después de esa actividad la escuela consiguió, tras varios meses de gestión y espera, que la provincia autorice servir la copa de leche a sus estudiantes, lo que constituye un “paliativo” que resuelve el problema de fondo.
Tal es así que la EET vuelve a apelar a la solidaridad de la población ante otro caso extremo que aflora con la desgracia de una familia que forma parte de la comunidad educativa.
Consecuencia de la pobreza
“Estamos conmocionados por la muerte de Gustavo”, dijo ayer a La Capital el director de la EET, Diego Mora, para luego considerar que el funesto suceso fue “consecuencia de la pobreza”. En ese marco fundamentó su postura al sostener que la familia del menor “lamentablemente no tuvo las herramientas ni los recursos necesarios” para facilitar y garantizar al chico la posibilidad de una atención que “tal vez podría haber evitado esta desgracia”.
En esa línea fue aún más lejos al reflexionar que “si se aplicarían políticas económicas para que la distribución de la riqueza sea más equitativa seguramente éste y otros episodios dolorosos no sucederían”.
Inadmisible en esta zona
Y en esa dirección manifestó que “si bien este caso se visibilizó porque fue una desgracia muy grande, hay otras problemáticas sociales como, por ejemplo, que haya personas con necesidades alimentarias, lo que es inadmisible que suceda en esta zona donde por estos días vemos la riqueza generada por las cosechas de soja y maíz”.
Mora aseguró que “la implementación de la copa de leche mejoró la regularidad de asistencia de alumnos que antes faltaban a clases, lo cual es un dato revelador de las necesidades alimentarias de muchos chicos”.
Dijo que “la situación es realmente compleja y la idea es darle continuidad a la colecta de alimentos que hicimos el año pasado ya que si bien la copa de leche es un paliativo muy grande hay casos específicos, como este, que necesitan una ayuda extra para seguir avanzando”.
Además de su compromiso social para intentar generar que las mismas condiciones y posibilidades a sus estudiantes, la EET apuesta fuertemente desde 2014 a las pasantías laborales en empresas para que los jóvenes sumen experiencia con las chances de encontrar una salida laboral. “Este año arrancamos a partir de este mes con este tipo de prácticas profesionalizantes en empresas locales donde incluso pueden tener la posibilidad de tener trabajo cuando egresan”, explicó Mora.
Este tipo de actividades destinadas a los estudiantes que cursan el sexto y último año del secundario apuntan a “acercar las lógicas del mundo del trabajo y la producción a las del sistema educativo”. Y ello es posible gracias a un convenio entre el Ministerio de Educación de la provincia, las empresas asociadas al Centro Económico Departamento Caseros y la EET.
Esta escuela de nivel secundario posee actualmente una matrícula de 430 alumnos —cien más que en el año anterior— que tienen la posibilitad de optar por las terminalidades de técnico electromecánico o artes audiovisuales. Además la institución cuenta con tres cursos de formación profesional para adultos.
Colecta de alimentos
Ante tal situación la Educación Técnica Nº 283 emitió un comunicado para hacer pública la decisión de poner en marcha una nueva “colecta de alimentos para colaborar con la situación de emergencia que está atravesando la familia de un alumno que asiste a nuestra institución”.
Y en es esa línea manifiesta el conocimiento de que “están pasando por muchas necesidades, como muchos adolescentes y niños de la ciudad de Casilda que necesitan de atención, cuidados especiales tanto en la salud física como en la emocional”.
“Sabemos —concluye el parte— que esta colecta, aunque ayude momentáneamente, no soluciona el problema”, razón por la cual “solicitamos a quienes deben ocuparse de atender a fondo estas situaciones, puedan hacerlo como prioridad en la lista de acciones inmediatas”.
Las donaciones se reciben en la sede de institución ubicada en Brigadier López 2435, de 7.30 a 12 o de 14 a 18/(La Capital)