La Justicia investiga un extraño caso de sustracción de oleaginosa que sufrió ya hace unos meses un contratista rural de la localidad de Pujato, quien descubrió que habían cosechado sin su consentimiento un lote de soja que sembró en un campo de poco más de 20 hectáreas que alquilaba a unos siete kilómetros del casco urbano de esta localidad del departamento San Lorenzo.
La sorpresa fue aún mayor cuando constató que el hecho había sido perpetrado por la propietaria del campo que arrendaba desde hacía años a cambio de un porcentaje del producido de las actividades agrícolas.
El inusual episodio, denunciado por la víctima en la comisaría pujatense en abril de este año y que recién ahora se conoce públicamente, está en manos del fiscal de Casilda Emiliano Ehret, quien dispuso una serie de medidas tendientes dilucidar lo sucedido.
Si bien el delito denunciado fue caratulado como hurto, para la víctima se trató de una violenta usurpación con fines de robo. No obstante, fuentes de la investigación indicaron que la tipificación inicial de la causa podría tener cambios en su definición final, lo que dependerá de las evidencias que surjan de las actuaciones que se llevan adelante para esclarecer el hecho.
«La denuncia da cuenta de que la dueña del campo se apropió de la cosecha de manera indebida y sin previo aviso o cancelación contrato, por lo que inicialmente se investiga como hurto aunque la calificación no esta totalmente definida y podría ser ampliada», explicaron.
El productor, identificado como José S., asegura que la propietaria del campo, a quien le alquilaba el predio rural desde hacía siete años, se apropió de unos 800 quintales de soja —lo que equivale a 1.2 millón de pesos— que luego habría entregado para su acopio a la Cooperativa Agropecuaria de Pujato.
Si la cosecha la hubiese levantado el locatario del campo, respetándose lo establecido contractualmente, la mujer debería haber percibido sólo un 40 por ciento del volumen producido en concepto de la cesión de sus tierras en alquiler. Así lo establecía, según el denunciante, el contrato de arrendamiento que, si bien venció en octubre de 2018, aún estaba en vigencia al momento de haber sembrado el lote de soja que al concluir su ciclo terminó siendo cosechado sin autorización por la dueña del campo.
La denunciada acción no sólo implicó para el productor ser despojado del 60 por ciento que le hubiese correspondido de los quintales cosechados, sino que ni siquiera pudo recuperar la inversión que hizo para la siembra en compra de semillas, fertilizantes, combustibles, y servicios de terceros, entre otros gastos.
Alerta
El hombre fue alertado por un amigo de que estaban cosechando su sembradía en el campo que desde 1994 comenzó a alquilarle al padre de la mujer, quien, al heredar, se hizo carga del predio y con la cual mantuvo la relación contractual hasta que finalmente terminó denunciándola a causa del episodio.
Al llegar al predio, situado en jurisdicción rural de Pujato en el límite con Coronel Arnold y Casilda, el productor no sólo comprobó de que estaban «trillando» su soja sino que se topó con la inesperada presencia de la dueña del campo, quien asegura que comenzó a insultarlo y hasta amenazarlo de muerte, razón por la cual no tardó en radicar la denuncia en la comisaría de Pujato.
El hombre acompañó su presentación con una constancia de alquiler del campo y del seguro de siembra, así como documentación para acreditar trabajos contratados a terceros como fumigaciones aéreas y terrestres.
Asimismo, el denunciante dejó constancias de los depósitos de cereal en la Cooperativa agropecuaria de Pujato por arrendamiento del campo.
Dos días después de comprobar y denunciar lo sucedido, volvió al campo junto a una escribana para verificar que ya habían cosechado la totalidad de la soja, además de observar un camión con el que fue trasladada la oleaginosa a la planta de acopio de la cooperativa local, lo que desembocó en una ampliación de lo denunciado inicialmente, y que ahora investiga la Justicia de Casilda.(La Capital)