El hecho, advertido a días de 24 de marzo, ocurrió en el establecimiento educativo secundario Dalmacio Vélez Sarsfield de la ciudad de Casilda.
Una obra de arte urbano que había sido realizada en una escuela secundaria de Casilda para evocar a las víctimas del terrorismo de Estado fue tapada por tareas de pintura hechas en el establecimiento.
El inaudito y reprochable episodio no dejó rastros de la intervención que en vísperas del 24 de marzo de 2013 hizo en la Escuela de Enseñanza Media 209 Dalmacio Vélez Sarsfield el artista, Fernando Traverso, al pintar en una pared lateral del edificio escolar la emblemática bicicleta que simboliza la figura de detenidos y desaparecidos en la última dictadura militar en la Argentina.
Lo sucedido generó un fuerte repudio del grupo local Unidos por la Memoria y Ante el Olvido (Umano) cuya organización promovió, con colaboración del periódico local La Vidriera, la actividad que siete años después terminó ocultada por pintura a instancias de un acto «patético y vergonzoso». Al menos así lo calificó la agrupación casildense de derechos humanos a través de un comunicado publicado en su cuenta de Facebook y donde además, entre otras consideraciones, advierte que las «convicciones no se borran con una lata de pintura».
El hecho sorprendió y generó fuerte impacto más aún al ser advertido a días de cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976 que ensombreció al país hasta la recuperación de la democracia en 1983 y dejó miles de desaparecidos.
La intervención artística para renovar el compromiso de lucha por verdad memoria y justicia tuvo un significado especial ya que se plasmó en la institución donde cursó sus estudios secundarios el militante casildense, Eduardo Bracaccini, quien fue detenido, torturado y asesinado en la época de plomo.
Y del emotivo acontecimiento también participó su madre Gladys Bonafede, ya fallecida, quien hasta el último día de su vida tuvo un fuerte compromiso de lucha en defensa de los derechos humanos.
«Para hechos como éste se puede decir: ni olvido, ni perdón», sostuvo Umano en el documento de repudio aunque dejando abierta una puerta a la espera de una explicación por parte de los directivos del colegio.
No obstante visibilizó su «indignación» por lo acontecido ante «la indiferencia del resto de la comunidad», lo que potencio la desazón.
Y ante lo sucedido rescató la «dimensión» que «hoy más que nunca» adquiere «nuestra consigna de memoria, verdad y justicia». En esa misma línea sostuvo que «borraron la bicicleta pero no pueden impedir que sigamos avanzando, porque las convicciones no se borran con una lata de pintura, están tatuadas en la memoria y en la conciencia. Es realmente patético lo sucedido, vergonzoso. Para hechos como éste sólo puedo decir: Ni olvido, Ni perdón».
«Pido disculpas»
El director de la institución escolar, Adrián Tosello, aclaró ayer a La Capital que «no hubo intencionalidad» y tras asumir la responsabilidad de lo sucedido pidió disculpas públicas y ofreció un espacio para volver a pintar la destruida obra.
El grupo Umano se percato recién ahora del cuestionado hecho que, en rigor, ocurrió ya hace unos meses cuando se llevaron adelante trabajos de pintura en el exterior del establecimiento. Al respecto Tosello afirmó haberle indicado a los pintores que preservasen la obra que fue tapada, pero asumió la responsabilidad de «no haber controlado» para que eso no ocurriese.
«Me hago cargo de lo que pasó, pero no fue intencional y pido disculpas», dijo el directivo para luego poner a disposición del grupo Umano un espacio para pintar nuevamente la obra e intentar remediar lo ocasionado «involuntariamente», aseguró.
Sin embargo una de las principales referentes del organismo consultadas al respecto, Sandra Michelón, puso en duda que se haya tratado de un hecho no intencional como manifestó Tosello y dijo que el organismo espera ser convocado por la institución escolar para honrar «la memoria de Eduardo Bracaccini y su madre y por respeto al artista de la obra que fue destruida brutalmente».(La Capital)