Se suponía que las familias Moyano y Moreno pasarían una tarde soleada y agradable en un balneario de Carmen de Areco dice INFOBAE. La idea de las familias era la de regresar relativamente temprano a la localidad de José C. Paz, donde vivía la mayoría de ellos, para prepararse con tiempo de cara al inicio de una nueva semana. Pero la imprudencia y la irresponsabilidad de Néstor Adrián Moyano («Adrián», como se hacía llamar entre sus cercanos) al meter a 16 personas en una camioneta 4×4 Chevrolet S10 fue determinante en lo que resultó una de las mayores tragedias de tránsito en la Argentina durante el 2019
.La camioneta manejada por Moyano colisionó con un camión Volvo conducido por Juan Batalla, pampeano, oriundo de Vértiz, en el cruce de las rutas 7 y 51 de Carmen de Areco y produjo la muerte de nueve personas, cuatro de ellas menores de edad, entre ellos dos bebés de un año y diez meses respectivamente.
El accidente se produjo poco antes de las seis de la tarde y, según los testigos, el escenario fue espeluznante. Los cuerpos de la mayoría de las personas que viajaban en la caja de la camioneta salieron volando y quedaron desparramados en el asfalto. «Fue una mezcla de polvo y personas», aseguró Paula, oriunda de la ciudad de Rojas, que estaba a tres autos detrás del camión en el choque.
Pasó menos de un día y en las calles del corazón de la localidad de Hurlingham parte de la familia de varias víctimas no encuentra consuelo. Se refugian en miradas perdidas y permanecen sin explicación ante ese episodio bisagra para el futuro de la familia.
Daniel Aballay es el tío abuelo de Natalia Toloza, la esposa de Adrián Moyano, quienes viajaban con sus tres hijos: Juan Cruz, de 9 años, Juan Ignacio, de 7, y Pilar, de 2.
«Estamos devastados. Esto se nos llevó todo. No tenemos manera de explicar cómo nos sentimos», explica el hombre en la puerta de su casa, parado con la ayuda de unas muletas: hace un año, debieron amputarle una pierna debido a una infección por una diabetes no diagnosticada.
«Nosotros nos enteramos por el padrino de Natalia. Parece que al momento del accidente, Natalia tenía un papelito con los números de teléfono de gente cercana. Uno de ellos era su padrino, que vive a una cuadra de acá. Él fue el que vino a avisarnos a mí y a mi sobrina, Griselda, que es la mamá de Natalia«, afirmó Aballay.
Natalia nació con el apellido Toloza, pero desde hace años se hacía llamar Cejas, el apellido de su madre. El accidente del domingo destruyó la familia por completo: a causa de la colisión murieron el padre, Adrián (quien era el conductor de la camioneta) y también perdieron la vida los hijos mayores Juan Cruz y Juan Ignacio.
En tanto, Natalia quedó con lesiones leves, y Pilar, con fracturas de fémur y de cadera, quedaron internadas en el Hospital Municipal de Carmen de Areco.
De acuerdo a su familia, Natalia apenas hizo unos comentarios sobre lo sucedido. Recuerda que su marido iba rápido con la camioneta, que de repente les apareció el camión a un costado y se sintió el golpe. Después de perder la orientación, se levantó del asiento dentro de la camioneta y vio que Moyano estaba tirado sin vida sobre el asfalto. Fue entonces cuando se desvaneció y recién recuperó el conocimiento en el hospital.
Hasta hoy, Natalia permanece acompañada por un grupo de psicólogos que la contienen emocionalmente.
Al mismo tiempo, desde la investigación todavía no se reveló la identidad de las seis víctimas fatales restantes. Al parecer, entre los fallecidos también se encontrarían dos integrantes de la familia nuclear de la infancia del conductor.
Moyano, de 32 años, ex empleado de una empresa de muebles y de una pizzería, se dedicaba a la compra y venta de autos. Precisamente, la camioneta Chevrolet con la que se produjo el accidente la había adquirido hacía unos pocos meses. Era uno de sus primeros viajes con la camioneta.
Cejas era ama de casa y pasaba la mayor parte del día junto a sus hijos en la casa que la familia tiene en José C. Paz.
Si bien en un principio se dijo que las familias a bordo de la camioneta pertenecían a la comunidad gitana de Hurlingham, el propio Aballay se encargó de desmentirlo: «No sé de dónde salió eso, pero nosotros somos unos vecinos humildes de este barrio. No somos gitanos ni nada», aseguró
Aballay no puede terminar de explicar cómo el marido de su sobrina nieta manejaba en una ruta con tanta gente situada en la caja de la camioneta: se cree que la mayor parte de los niños estaban ubicados ahí. Por lo pronto, la familia centra sus críticas en él.
A su vez, de acuerdo con el relato de los testigos presenciales, gran parte de la responsabilidad del accidente pudo caber sobre el propio Moyano. «La camioneta tenía que haber frenado en el cruce. El camión tenía el paso. Pero la camioneta pasó demasiado rápido, al conductor del camión no le quedó tiempo de reacción», reveló Paula, testigo presencial de la tragedia.
La causa del accidente quedó en manos de la UFI N° 4 de Mercedes a cargo del fiscal Lisandro Mazón, con la calificación de homicidio culposo múltiple. Juan Batalla, el chofer del Volvo, fue trasladado a una comisaría de Carmen de Areco tras la tragedia, sin lesiones.
Daniel habla con la mirada al horizonte, casi sin fuerzas. Su sobrina Griselda, madre de Natalia Cejas, viajó hoy mismo a Carmen de Areco para acompañar a su hija y a su nieta, que aún pelea por su vida. Habrá que terminar de transitar el horror para luego tratar de iniciar una nueva vida, absolutamente diferente de la que la familia Moyano-Cejas tenía hasta el domingo a las cinco y media de la tarde.