Dicen que a los pescadores hay que creerles poco y cuando hablan atarles las manos en el momento en el que «muestran» el tamaño de sus piezas… pero Claudio “pescó sin caña” la parte superior del cráneo de un animal prehistórico (se trataría de una especie de mastodonte) en la barranca del río Carcarañá, a la altura de Andino, con una dentadura cuyos dientes tienen entre 5 y 10 centímetros cada uno (al punto que tres de ellos juntos tienen el tamaño de un puño humano), unos 50 o 60 centímetros de larga y de un peso aproximado a los 30 kilos. Sin embargo, dicen que “esto es relativamente común en esta época del año” debido a la bajante del agua y al desprendimiento de barrancas, aunque hace más de 10 años que no llega a manos de especialistas una pieza de semejante tamaño y características.
En la mañana de hoy viernes unos pescadores estaban en el río Carcarañá, a la altura de un frigorífico reconocido de Pueblo Andino, cuando Claudio Armúa tocó algo raro con sus manos cerca del agua, sobre la barranca, y después de creer que era una piedra común se encontró “con unos dientes de grandes dimensiones”, escarbó y sacó la pieza, contó al portal Infomás.
“Estábamos pescando y vimos cerca del agua una punta de diferente color enterrada en la arena, se nos dio por escarbar y tocamos dientes”, contó su hijo Milton al portal “11 Noticias”, de San Lorenzo, tras publicar la imagen en su Facebook. También estaba el sobrino Brian Godoy.
La pieza fósil fue entregada por los pescadores para el Museo Paleontológico “Tito Zuddas” que existe en Andino (fue inaugurado en 2006 pero hace varios años que está cerrado y lo están acondicionando para reabrirlo), donde se guardan “los restos que se encuentran cada tanto en el río, como en todos los inviernos, cuando el agua baja y la barranca va cediendo”, contó a La Capital el jefe comunal José Abraham (lleva dos períodos al frente y en noviembre irá por un tercero) poco después de ver la pieza encontrada y mientras esperaba con curiosidad saber de qué especie animal podría tratarse, lo que se empezará a evaluar en breve.
“Esperamos que lleguen miembros de Patrimonio Museológico, que se comunicaron con nosotros ni bien se enteraron de este hallazgo y vendrán este sábado. En principio sería una especie de mastodonte, la parte superior del cráneo. Lo más sorprendente es que tiene 4 molares intactos, muy bien conservados, y hasta creemos que tiene los orificios donde irían los colmillos”, dijo Néstor Trivero a La Capital, quien es miembro de la comisión comunal y está acondicionando el museo para reabrirlo en breve.
“Estos muchachos (pescadores ocasionales) se los habían llevado y cuando nos comunicamos con ellos aceptaron entregarlos, no como mucha gente que viene a Andino a pescar y se lleva piezas de estas características, pero menores, como recuerdo”, contó Néstor.
“Nosotros guardamos esta pieza y cuando mañana (por hoy) vengan de Patrimonio Museológico comenzarán a limpiarla bien y restaurarla para definir bien de qué animal se trata y su antigüedad”, agregó, al tiempo que explicó que ya acordaron con los pescadores de ir al lugar para “continuar la búsqueda de más restos que creemos pueden encontrarse. Realmente es un lugar inhóspito en una de las barrancas, en la que se calcula que tiene unos ocho metros de alto”, detalló.
Asimismo, señaló que posiblemente lo trasladen “al museo de San Lorenzo, donde funciona un laboratorio en el que pueden calcular con cercana exactitud la edad de la pieza”.
Existían hace 10 mil años
Si bien no se pudo confirmar aún la antigüedad del fósil, la extinción probable de los mastodontes dataría de entre 8 y 10 mil años. Según estudios, esta especie apareció en Eurasia en el período del Oligoceno, hace unos 23 millones de años, y desde allí se extendió tanto a África, como a América, donde la familia de este tipo de mastodontes existió hasta el Pleistoceno (2,59 millones de años y abarca las últimas glaciaciones) e incluso al principio del Holoceno, que lo sucedió y duró hasta hace unos 10.000 años.
Los estudios correspondientes marcan que los mastodontes americanos eran animales de alzada, algo menor que los mamuts o incluso que los elefantes actuales, pero de peso semejante, con gruesas patas columnares. Estaban dotados de defensas grandes en el maxilar superior y a veces, en el caso de los machos, otras más pequeñas en la mandíbula. Probablemente las usaban para levantar las matas y las hierbas de las que parece que se alimentaban.(LA CAPITAL)