Candela Sol Rodríguez, de 11 años de edad, fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en Villa Tesei, partido de Hurlingham, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía. Nueve días después su cuerpo fue encontrado a 30 cuadras de su casa, en una bolsa. Ese horror fue el preludio de una investigación viciada de irregularidades, que destapó una oscura trama narco en la que todos los protagonistas juran, todavía, su inocencia. En 2017 hubo tres condenas, dos de ellas a perpetua, por el secuestro y muerte de la nena. Y cuando la pandemia lo permita se realizará un segundo juicio.
Todo comenzó, como se ha dicho, aquel 22 de agosto. Tres días después se realizó una marcha por Hurlingham organizada por la madre de Candela, Carola Labrador.
Ricardo Casal, en ese entonces ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, anunció una recompensa de 100 mil pesos para quien aportara datos reales que pudieran ayudar a resolver el caso.
La llamada
El 27 de agosto continuó el operativo de búsqueda. Al día siguiente la tía de la nena, Betiana Labrador, recibió una llamada intimidatoria: “Ahora sí que no la vas a encontrar nunca a tu hija. ¡Jamás la van a encontrar! Te lo aseguro yo, hasta que esa conchuda no devuelva la guita, no la va a ver nunca más. Que le pregunten al marido dónde dejó la guita”.
El lunes 29 se organizó una nueva marcha por las calles de Hurlingham. Pero el 31 llegó el final que nadie quería. El cuerpo de Candela Sol Rodríguez apareció al costado de la colectora de la Autopista del Oeste. Asfixiada y dentro de una bolsa, la encontraron a 30 cuadras de su casa.
El por entonces gobernador Daniel Scioli y el ministro Casal estuvieron presentes en el lugar del hallazgo cuando la madre de la niña reconoció el cadáver. “¡Me mataron a mi hija!”, exclamó la mujer ante los funcionarios.
Los medios de comunicación reflejaron la conmoción popular por el hallazgo del cuerpo. Pero ninguno como el desaparecido diario Libre, que puso en tapa la foto de Candela y el insulto “Hijos de puta”.
Capturas
Al día siguiente comenzaron las detenciones. Los primeros en caer fueron una pareja: la depiladora Gladys Cabrera y a su esposo carpintero, Néstor Altamirano. La Policía bonaerense había allanado su casa en Villa Tesei, donde habían encontrado ADN de la víctima. El 7 de septiembre cayó Hugo Bermúdez por las declaraciones de un testigo de identidad reservada. Y el 12 fue detenido el albañil Alberto Espíndola.
El 14 fueron detenidos el fletero Guillermo López y el verdulero Fabián Gómez porque habrían cometido la captura de la víctima junto al supuesto autor del crimen, Leonardo Jara.
Finalmente, el 25 cayó Héctor “Topo” Moreyra, presunto autor intelectual del secuestro y del asesinato. El 10 de octubre se dictó preventiva para Bermúdez, Cabrera, Altamirano, Moreyra, Espíndola, López y Gómez y también se ordenó la captura de Jara.
Nulidad
Los días pasaban y la movida judicial se complicaba. El 8 de marzo de 2012 se creó la “Comisión Especial de acompañamiento para el esclarecimiento del crimen de Candela Sol Rodríguez” en el Senado bonaerense. En ella se entrevistó a periodistas, testigos, abogados defensores, imputados, peritos, funcionales policiales y judiciales, y a Carola Labrador.
El 17 de abril se ordenó liberar a todos los detenidos porque la sala III de la Cámara de Apelaciones de Morón había decretado la nulidad parcial del proceso. Fueron apartados el juez de Garantías Alfredo Meade, el fiscal Marcelo Tavolaro y la Policía bonaerense.
El 1° de marzo de 2014 el fiscal Mario Ferrario pidió que Bermúdez, Jara, Gómez, Altamirano y Cabrera vayan a juicio oral. Finalmente, solo se les pidió a los primeros tres que asistan.
Candela I
Todavía faltaban casi tres años para que se realizara el primer juicio por el crimen, conocido como “Candela I”. Al proceso llegaron como acusados Hugo Bermúdez, Leonardo Jara y Fabián Gómez.
Los dos primeros fueron condenados en septiembre de 2017 por el TOC 3 de Morón a prisión perpetua como “coautores” de “privación ilegal coactiva seguida de muerte”, en tanto que Gómez recibió una pena de 4 años de cárcel como “partícipe secundario”.
Merced a pruebas de ADN, se demostró el cautiverio de la niña en aquella casa de Villa Tesei. Estas pruebas vincularon a Bermúdez. Además se confirmó que Jara fue el autor del llamado intimidatorio a la tía de Candela del 28 de agosto de 2011.
Las penas fueron confirmadas por el Tribunal de Casación bonaerense en junio del año pasado.
Candela II
En ese primer juicio, el narco Miguel Ángel “Mameluco” Villalba declaró como testigo. Pero con el tiempo el fiscal Ferrario reunió nuevos elementos y en 2020 acusó a “Mameluco” de liderar la organización criminal que cometió el secuestro y crimen de Candela y que presuntamente integraron Moreyra, el policía bonaerense Sergio Chazarreta –dueño de la camioneta negra donde transportaron a Candela- y Altamirano.
Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinan dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la nena porque creyó que éste había pasado información a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran, 13 días antes de la desaparición de Candela. La otra hipótesis es que la banda criminal buscaba ajustar cuentas con Alfredo Rodríguez por una deuda económica.
El segundo juicio –Candela II- estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de Morón y se estima que comience una vez que se definan los protocolos Covid para llevarlo a cabo ya que están citados unos 50 testigos, entre peritos, efectivos policiales y civiles.
Al día de hoy, tanto los condenados en el primer juicio como “Mameluco” Villalba –preso en el penal de Rawson, Chubut, por una causa de narcotráfico- afirman que “no somos trigo limpio pero en esto no tuvimos nada que ver”.
Por su parte, Carola Labrador confió a los medios que “no me importa nada el juicio. Hoy no confío en nadie y hubo jefes policiales a los que hicieron zafar de toda culpa”.
“Ya cumplimos diez años sin Candela que se fue al cielo, pero también seguimos esperando que cierre la gran herida que tenemos”, sentenció, entre lágrimas, la mujer. (DIB)