La sequía que desde octubre pasado derrumbó los rindes y afectó la calidad de los cultivos de soja, maíz y girasol a lo largo de unas 13 millones de hectáreas en la provincia, a lo que hay que sumar una caída importante en la producción de carne, está tendiendo efectos perjudiciales en la economía de las poblaciones bonaerenses que están directamente asociadas a los resultados que obtenga el agro.
La reducción del 60% en el promedio de las precipitaciones entre octubre y febrero que registró el ministerio de Agroindustria en el 70% de las hectáreas cultivables produjo un reducción de entre 10 y 12 millones de toneladas de granos de la producción total prevista de 44 millones.
Para la cadena comercial el impacto es de al menos 733 millones de dólares, unos 15.026 millones de pesos que faltarán de los 54 distritos que están afectados de manera principal, según una estimación de Carbap. Ese impacto ya tiene lugar, por el efecto de la falta de agua en los cultivos de soja, maíz y, en menor medida porque es más resistente el girasol. Se trata de la cosecha gruesa que por la época del año en que se dio el fenómeno climático es la que resultó afectada.
Desde el punto de vista técnico, el impacto en la economía de los pueblos se replica en los fiscos, nacional y provincial, que dejan de percibir impuestos y derechos de exportación por otros 733 millones y por los productores que pierden ingresos por un monto similar, parte de los cuáles también se canalizan a las economías locales.
Por su parte, el impacto en la ganadería es más difícil de estimar, ya que se trata de calcular, entre otras cuestiones, cuántos terneros menos nacerán producto de la mala alimentación de las vacas debido a los pastos ralos producto de las pocas lluvias. Pero ya se sabe que en la Provincia el stress hídrico que afectó a buena parte de las 20 millones de cabezas existentes implica retirar de la cadena comercial unos 2.050 millones de pesos o 100 millones de dólares. (InfoGEI)