Según estudios científicos difundidos por el Grupo de Gerontología del Colegio de Kinesiólogos de Buenos Aires (CoKiBA), tres de cada diez adultos mayores (de 60 años o más de edad) sufren al menos una caída una vez por año. Son episodios prevenibles o al menos se puede reducir esa frecuencia. La intervención del kinesiólogo especializado en gerontología resulta esencial tanto para tratamientos específicos que atiendan secuelas o enfermedades, si no también para la prevención a través de, entre otras herramientas, la estimulación de las capacidades remanentes de los pacientes.
“El rol del kinesiólogo con el adulto mayor es mantener su funcionalidad y su autonomía para mejorar la calidad de vida a través de ejercicios de equilibrio, flexibilidad y fortalecimiento muscular principalmente. Además de prevenir y rehabilitar, a través del ejercicio se genera también una mejora en el estado de ánimo, en especial con aquellos pacientes que se encuentran alojados en centros de residencia prolongada”, explicó María Florencia Ratto, kinesióloga especialista en gerontología.
“Las residencias de larga estadía para adultos mayores se deben considerar dentro de los servicios sociales, no médicos, pero eso no quita la importancia de profesionales de la salud formando un equipo interdisciplinario para el abordaje de los residentes, donde la intervención del kinesiólogo es fundamental. Nuestra tarea en este tipo de instituciones es principalmente una oportuna evaluación, equipar al residente con elementos que le den autonomía, trabajar sus capacidades remanentes, evitar lesiones indicando elementos de confort y antiescaras y optimizar las oportunidades de salud a fin de mejorar la calidad de vida, lo que conocemos como envejecimiento activo”, amplió la Lic. Ratto, integrante del grupo de interés de gerontología del CoKiBA.
Destacó además que no siempre se debe asociar la vejez con una enfermedad y tampoco relacionar a los adultos mayores con residencias. “En nuestro país, sólo el 1,3 % de personas de 60 años o más viven en una residencia de larga estadía, según el censo de 2010. Una gran parte de la población mayor aún cuando presentan enfermedades, sigue participando de la vida familiar o social de manera autónoma e independiente”.
Estrategias de Prevención y Recomendaciones
Dentro de la prevención de caídas de un adulto mayor institucionalizado se debe tener presente no sólo los estímulos motores que requiere el paciente, una correcta evaluación cognitiva, posibles patologías preexistentes y la indicación de auxiliares para la marcha si fuera necesario.
No obstante, añadió que cualquiera sea la situación de alojamiento del adulto mayor, “siempre se debe estar atento para prevenir las caídas y cuando ocurren, hay que buscar inmediatamente los factores que las ocasionaron ya que puede ser la primera manifestación de una enfermedad. Si bien las causas son multifactoriales asociadas a circunstancias propias de la persona como disminución de la visión, efectos de ciertos medicamentos o padecimientos crónicos, también existen causales externas como calzado inadecuado o las características del piso, entre otras”.
Entre las principales recomendaciones para prevenir caídas se encuentra la práctica de ejercicio físico adecuado a la edad de cada paciente y evaluar aspectos como la necesidad de utilizar auxiliares para la marcha ya sea un bastón o un andador, instalar algún apoyo domiciliario como pasamanos o barandas.
¿Cómo actúa el kinesiólogo ante el posible miedo a volver a caminar que pueda manifestar el adulto mayor luego de una caída?
“Todo depende de la personalidad y de patologías previas a esa caída, en el caso que desarrolle temor a volver a caer se trabaja con ejercicios para la coordinación y equilibrio, y se dan pautas de alarma o indicaciones con elementos de apoyo para la marcha o domiciliarios” agregó la especialista que integra el Colegio de Kinesiólogos provincial, indicó Ratto.
Los kinesiólogos especializados en la rama de la gerontología abordan también tratamientos para problemas como la incontinencia urinaria con “ejercitación para el fortalecimiento de los músculos del piso de la pelvis; como son los ejercicios de Kegel que se realizan varias veces al día y a lo largo del tiempo”.
En los casos en los que los adultos mayores se encuentran atravesando enfermedades que afectan los procesos cognitivos, la intervención kinesiológica es también fundamental. “Trabajamos la estimulación cognitiva y multisensorial, además de las capacidades aeróbicas, para estimular la movilidad y la marcha, porque el ejercicio es tanto una actividad física como cognitiva” aseguró la kinesióloga.
“Si hablamos que el paciente se encuentra cursando una internación prolongada en un II nivel, como sanatorios, hospitales o clínicas, es recomendable la supervisión kinesiológica diaria del paciente llevando a cabo las intervenciones necesarias. Si en cambio hablamos de un III nivel, o sea residencias de larga estadía, los estímulos de trabajo pueden variar de dos a tres veces semanales. Aunque todo dependerá de los requerimientos y de los tratamientos que se requieran para la salud del paciente”, concluyó.