– Las razones de la crisis son múltiples: la baja rentabilidad de la producción de leche, la suba del dólar que impacta en todos los insumos, los problemas climáticos y un retraso de los precios en relación con la suba de los costos.
“El problema es que no se avanza en la cadena de comercialización. Siempre hay una relación directa entre el productor y el que acopia la leche. Hay algunos proyectos en Santa Fe de armar algunos consignatarios para ver si se puede descalzar este manejo tan absoluto que tiene el comprador de la leche”, aseguró el productor juninense, José Luis Mendizábal en diálogo con Democracia.
Además del problema climático y los efectos de la suba del dólar sobre los costos de los insumos y la rentabilidad, una de las falencias más graves que enfrentan los tamberos es el mal estado de los caminos rurales.
En los últimos dos años, y con el cambio de valores, más de 800 tambos cerraron en el país. La mayoría son establecimientos chicos, que producían entre 1.500 y 2.000 litros diarios. Además los productores consultados por este diario, aseguraron que hay más establecimientos que están en peligro.
“En Junín quedan alrededor de cinco tambos de los cincuenta que había. En Lincoln y Vedia quedan otros más, mientras que en Rojas queda uno solo. Además, a medida que vas buscando campos en la zona núcleo, la soja sigue avanzando”, continuó diciendo Mendizábal.
“Perjudican al productor y consumidor”
“El litro de leche cuesta $ 5,60 y al consumidor le está costando cerca de 25 pesos, cuando históricamente el productor tenía el 30% del valor por lo que hoy es quien recibe más impacto. En definitiva se perjudican el productor y consumidor, y se beneficia la cadena de comercialización. Yo no sé si son los distribuidores, la usina o la góndola”, agregó Mendizábal.
“Acá el gran perjudicado es el productor que no es formador de precios, ya que de eso se encarga la usina”, exclamó.
“Lamentablemente es una actividad muy desprotegida, los precios internacionales pareciera que nos están influyendo mucho. Ahora, una gran exportadora mundial de Nueva Zelanda estaría en comunicación con Sancor y eso a lo mejor le daría más oxígeno a la actividad, ya que si se abre un perfil más exporador, quizás se deje de manosear el precio al productor”, afirmó.
“En la carne hay un parámetro pactado. Si la carne vale 25, el precio al consumidor debería ser 25 por 4 menos el 10%. En la leche no hay una medida, sino que existe un gran crecimiento de precios sobre todo en los quesos y productos lácteos”, confirmó.
“El Estado no participa en nada y creo que se debería ir revisando un poco cuáles son los porcentajes del productor, la industria y góndola. Seguramente en los comercios ha bajado el consumo porque la leche por ley no debería tener el 21% del IVA. De esta manera las usinas incorporaron vitaminas, entonces se descalza de la norma”, concluyó Mendizábal.
“Tres aristas”
Por su parte, Gastón Guibelalde, experimentado referente de la lechería juninense, dijo que “hoy en día la situación tendría una trampa con tres aristas. Una corresponde al historial de los últimos tres años en los que los tambos vienen arrastrando un déficit financiero grande. En 2016, cuando fue el cambio de valores en los cereales perjudicó mucho los números. Luego tuvimos un 2017 con inundaciones y en el actual hay una sequía generalizada, ya que no hay una sola provincia lechera que no esté afectada”. “El otro punto es que en relación al precio de los cereales, la leche se quedó y la correlación de los valores es muy mala”, indicó.
“Hubo un pico del 35% del valor en góndola que era del productor y hoy estamos hablando de un 30 por ciento de todo el pool de productos. Hay un atraso en ese sentido que va teniendo sus oscilaciones y no diría que es escandaloso. Se va regulando en el mercado por la oferta y demanda”, expresó.
“Otro factor influyente es la situación en Sancor que es la segunda empresa del país que debería estar demandando leche, pero tiene la fábrica trabajando al 30% de su capacidad operativa y está semiparalizada porque es una situación que no encuentra una solución”, subrayó Guibelalde.
Menos tambos en la Provincia
Juan José Linari, director de Lechería de la Provincia de Buenos Aires, explicó que, mientras la media histórica de cierre de tambos es del 2%, entre 2016 y 2017, ese indicador se ubicó entre el 4 y el 5%.
Uno de los factores que más pesó fue la sucesión de inundaciones y la irrupción, en los últimos meses, de la sequía. La región más castigada fue el oeste bonaerense, donde la cámara que nuclea a los tamberos (CaProLeCOBA) estima que cerró el 15% de esos establecimientos.
Estancamiento
Mientras las cifras de 2017 indican que en Argentina esa producción se contrajo un 0,5%, en Chile y Uruguay creció más del 7% y en Brasil superó el 4%.
La crisis que amenaza a los pequeños productores alcanza también a las empresas grandes, algunas de las cuales tienen en la actualidad hasta el 50% de su capacidad ociosa.
El de SanCor es un ejemplo de la situación que vive el sector: pese a que es una las empresas lácteas líderes, y la mayor exportadora del país, redujo 35,3% su planta de empleados en menos de dos años.
En números concretos, de 5.100 trabajadores que tenía en 2016 hoy quedan unos 3.300. Hace dos años procesaba 3,5 millones de litros diarios de leche, mientras que actualmente esa cifra descendió a más de la mitad, registrando 1,4 millones de litros por día.
Medidas y reclamo
Desde la Dirección de Lechería de la Provincia, su titular, Linari destacó que el desafío para la lechería argentina es salir del estancamiento de 20 años. Para eso, indicó que se trabaja en resolver algunas de las principales demandas de los tamberos, como la referida a los caminos rurales. Paralelamente se aumentó el tope prestable para los productores lecheros a través de distintas líneas de crédito vigentes.
A fines de febrero los tamberos de todo el país llevaron su reclamo a una reunión que mantuvieron con el presidente Mauricio Macri, que les dejó “sabor a poco”, según indicaron dirigentes. Y aseguraron que se consiguió un beneficio sobre la alícuota de retención del IVA que “nos va a dar un respiro, pero no va a resolver los problemas de fondo”. (InfoGEI)