El 15 de noviembre de 1992, Ricardo Barrera, asesinaba a cuatro personas de su entorno afín. El 15 de noviembre de 2018, Leonardo Ayala mataba a cuatro miembros de su familia. Pasaron 26 años y la tragedia intrafamiliar se repitió con distintos protagonistas.
La matanza acontecida en Colón solo es comparable al cuádruple homicidio de La Plata. El domingo 15 de noviembre de 1992, el odontólogo Ricardo Barrera mató en la casa de calle 48 entre 11 y 12 a su esposa, Gladys McDonald (57 años), a su suegra, Elena Arreche (86), y a sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24).
En nuestra ciudad, Leonardo Andrés Ayala (37 años), el jueves 15 de noviembre de 2018, asesinó en la vivienda de calle 54 entre 25 y 26, a su hija Josefina 2 años, al ex hijastro de 13, Patricio Gómez, un amigo de la mujer , Ramón Lagneux (55 años) de profesión pintor y a su ex pareja Delia Edith Guerrero (35 años) y luego se suicidó. El asesino tenía un perímetro fijado y un requerimiento de detención por estar acusado de haber abusado sexualmente de su hija de 2 años. El Juez de Garantías Fernando Ayestarán denegó el pedido de detención. Las pruebas presentadas por la Dra. Magdalena Brant, eran endebles. La niña al ser revisada por el médico de policía no presentaba lesiones en las partes íntimas.
Las horas previas
El homicida, Leonardo Ayala, comenzó las labores del jueves a las 5 de la madrugada. Preparó el camión de la empresa láctea “La Serenesima” que guardaba en un galpón situado detrás del chalet de calle 37 entre boulevard 17 y calle 19. En el lugar también guardaba una moderna camioneta 4 x 4 de su propiedad ( dato importante en el desarrollo de los acontecimientos). Cerca de las seis, tomó la conducción de pesado vehículo y se dirigió a visar las boletas de ventas de cada comercio en la cabina Sanitaria, ubicada en calle 42 y 23. En la oficina pública la charla con los empleados fue amena. Nada hacía presumir la tragedia que en forma posterior se desarrollaría. El itinerario ya estaba ex profeso marcado. Descargo los lácteos en un supermercado de reconocida marca y una decena de almacenes de barrio. Cerca de las nueve de la mañana terminó el reparto.
Por su parte, Ramón Lagneaux de profesión pintor y con domicilio en calle 43 entre 11 y 12, del Barrio Centenario, seguía con su labor. En las últimas semanas, había pintado el edificio del Cementerio Parque y la Cooperativa Fúnebre. Cuando las agujas del reloj marcaban cerca de las 9.15 de la mañana, dijo a la gente con la cual trabajaba “En dos minutos vuelvo”. Se subió a la camioneta marca Chevrolet S10, color gris, de su propiedad y poco después la estacionó a metros de la casa de Delia Guerrero, ubicada en calle 54 entre 25 y 26.
La tragedia
El distribuidor, Leonardo Ayala, llegó cerca de las 9.30 en un remis a la cuadra donde se desarrollaron los homicidios. La camioneta cuatro por cuatro, color marrón metalizado, quedó estacionada en el galpón detrás de su casa. Seguramente esperó la llegada de Lagneaux. Todo indica que conocía los movimientos de la casa de su ex pareja y que habría realizado una inteligencia previa.
El pintor Lagneaux, cerca de las 9.30, estacionó el vehículo a unos metros de la vivienda. Se apeó del habitáculo, dejando las ventanillas bajas, la radio encendida y sintonizada en una F.M. En ese momento, cuando , Lagneaux tocó timbre y Delia Guerrero abrió la puerta, Ayala aprovechó y con la pistola 9 milímetros, marca Bersa que había traído entre sus ropas, abordó al hombre y lo introdujo en el interior de la cocina- comedor de la vivienda social, construida en la década de los ochenta.
La mujer y el intruso habrían discutido. El homicida apuntó el arma y comenzó la serie de disparos. Los peritos balísticos realizaron su tarea tratando de determinar la morfología de los orificios, los ángulos y la posición del tirador. En este caso Ayala, disparo tres veces contra el pintor, luego habría seguido con un disparo a su hija, en forma posterior a su hijastro, y por último a la mujer. La fuente indicó que luego tomó el teléfono celular y aviso a la Estación de Policía Comunal del delito cometido. Con los patrulleros llegó el Jefe de la Policía Comunal, el Comisario Inspector Pablo Callejas. El funcionario forzó la puerta encontrándose una escena nunca antes vista en Colón. El funcionario policial, rápidamente selló el sitio y llamó a la Fiscalía Descentralizada a cargo de Magdalena Brant. Una vecina indicaba que escuchó los estampidos, pero creía que se trataba de cohetes que estallaron detrás de la vías de ferrocarril, ubicada a unos treinta metros y se lamentaba “No sabía, no me di cuenta, si no podría haber llamado la ambulancia”.
Poco después llegaron los dos adolescentes hijos de Delia Gurrero, con su anterior matrimonio. Los familiares trataban de contenerlos.
Muy atrás quedaron los sueños de Delia Guerrero de ser peluquera. Los conocidos señalan que “era una luchadora inclaudicable”.
Leonardo Ayala, había llegado a nuestra ciudad en el año 2011. Provenía de General Rodríguez, en el conurbano bonaerense. La empresa “La Serenisima” realizó profundos cambios en la cadena de distribución, y determinó que el centro de abastecimiento dejara de ser Pergamino, y que el homicida se radicara en Colón para hacerse cargo de abastecer a los comercios. Para el comenzaba una nueva vida. A sus amigos contaba que repartía en el centro de la ciudad de Buenos Aires, y que comenzaba sus tareas a las dos de la mañana para terminar a media tarde.
Cerca del mediodía se allanó la vivienda de Ayala. Los agentes habrían encontrado una carta manuscrita y audios donde el homicida indicaba la inminencia de la matanza.
Pedido de Justicia
El viernes a las tres de la tarde medio centenar de mujeres del colectivo que lucha por los derechos de la mujer e integrantes de agrupaciones barriales, pedían “Justicia” a viva voz cuando comenzó el traslado de los féretros. Minutos antes hubo una reunión donde se comenzó a diagramar acciones tendientes a activar las causas judiciales que están caratuladas como abuso sexual, y que no tienen resolución. Las mujeres presentes además pedirán seguridad para aquellas mujeres que sufren violencia de género. Cabe destacar que mensualmente se denuncian cerca de treinta casos, y que la Departamental Pergamino- Colón es la tercer jurisdicción en caso de denuncias de abusos sexuales en todo el territorio bonaerense. Una agrupación de la ciudad de Rosario se uniría al reclamo. En tanto a la misma hora y frente a la Fiscalía Descentralizada unos diez miembros del GAD (cuerpo de elite) custodiaba la Fiscalía Descentralizada .
El tema central de lo movida feminista sería porque se muestran disconformes ( a igual que los familiares de Delia Guerrero con el accionar judicial encargado de esta problemática). Las mujeres indicaron esto recién empieza.