Arrecifes: La ciudad enlutada por el suicidio de piloto de 104 años

El miércoles era un día más para Arrecifes, con el ritmo habitual de cada jornada. Pero por la tarde llegó una noticia que abrumó a toda la ciudad. El querido Orlando Lizzi, que aún a sus 104 años se sentía piloto, se había suicidado.

Según relató el periodista de Arrecifes Raúl Gattelet, Orlando tiene su propia historia con el automovilismo, que fácilmente podría entrar en los Récord Guinness. Nació en Pergamino pero rápidamente fue adoptado por Arrecifes en 1937. Hasta los 100 años anduvo en bicicleta, leía sin anteojos y se lo veía al mando de su Auto Unión 1000 S por las calles del pueblo, como así también en el Circuito Costanero. En ese auto tuvo acompañantes de lujo como los hermanos Di Palma, con quienes tuvo una cercana relación.

De joven fue ciclista, pero su unión con el mundo del automovilismo arrancó gracias a la amistad que lo unió a Ángel Lo Valvo, primer campeón del Turismo Carretera, y otros pilotos como Cástulo Hortal, Julio Pérez y el doctor Osvaldo Bracco, entre otros. En 1959 estuvo cerca de competir en Turismo Carretera con su Deka, aunque no logró entrar en el parque (sólo entraban 50 por tiempo cronome

Tiempo después, junto a sus amigos José María Pozzi y Roberto Sales, adquirió una cupé Ford de TC para su segunda oportunidad. «Llevábamos el dinero para pagar el auto en una caja de zapatos», recordó Lizzi con Raúl Gattelet, periodista de la ciudad, en 2011. Finalmente, Pozzi fue el encargado de conducirlo en la I Vuelta de Arrecifes y la experiencia no terminó con un buen resultado, ya que finalizó con un abandono y la venta del auto a Juan Roberto Machado, de San Antonio de Areco.

Finalmente, dos años después, Lizzi hizo su debut en la Vuelta de Santa Fe en el Turismo Mejorado con un Auto Unión 1000 S. Su mejor ubicación fue un tercer lugar en Villa Gobernador Gálvez, en Santa Fe. En ese tiempo, corría con el mismo automóvil que usaba para sus actividades particulares, y de manera habitual lo hacía sin contar con el apoyo de auxilios. Por esa razón, siempre llevaba en el baúl del auto un block semiarmado para volver a Arrecifes en caso de una eventual rotura del motor.

En sus últimos años, corrió con su DKW en la categoría Standard Histórico. Conocido por todo Arrecifes, fue condecorado en reiteradas oportunidades en la ciudad y se ganó el cariño de grandes y chicos a lo largo de toda su vida.

Los últimos tiempos lo habían encontrado con un sentimiento de soledad, ante la irremediable partida de quienes habían sido sus amigos. A eso se sumaba la frustración de que ya no podía darle rienda suelta a su máxima pasión: manejar. Su trágica decisión final fue un golpe al corazón y al sentimiento de todas las personas de la localidad donde se respira automovilismo las 24 horas.(Clarin)