En un hecho histórico, la ANMAT anunció l aprobación de la primera vacuna contra el COVID ciento por ciento argentina, llevada adelante por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y con apoyo del Estado.
La vacuna argentina “ARVAC Cecilia Grierson”, estará lista para ser inoculada como vacuna de refuerzo contra COVID-19 en mayores de 18 años. El desarrollo, además de la UNSAM, fue liderado por el CONICET y el Laboratorio Cassará, quienes conformaron una red público-privada con más de 600 científicos y profesionales pertenecientes a 24 instituciones del país.
“Es, sin dudas, un día histórico para la ciencia argentina. No solo va a implicar ofrecer una respuesta a las necesidades locales, sino, también, un paso enorme en el campo de las exportaciones y la posibilidad de transferir esta tecnología a otro tipo de vacunas”, celebró el titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus.
El funcionario, además, resaltó el trabajo articulado entre todos los actores públicos y privados para llevar a cabo la innovación y ponderó el respaldo estatal para llegar hasta este escenario. “Hablamos no solo de la primera vacuna argentina contra el COVID, sino también la primera de la región. Es un enorme orgullo, pero hay que tener en cuenta que, al principio del camino, el resultado era totalmente incierto. Lo cual habla de lo importante que es que el Estado invierta durante mucho tiempo en investigación básica, dando lugar a este tipo de resultados”, subrayó Filmus.
La investigadora del CONICET y líder del equipo de trabajo, Juliana Cassataro, destacó especialmente la labor colectiva que implicó el desarrollo de la vacuna. “El virus del COVID llegó para quedarse. Continuamente vamos a necesitar nuevos refuerzos ante estas variantes. A partir de esta innovación, que supuso el trabajo y el enorme sacrificio de muchísima gente, vamos a poder tener una herramienta y una respuesta local que ojalá pueda servir también para futuros desarrollos”, puntualizó.
Respecto a los objetivos, Cassataro explicó que la vacuna argentina podrá ser usada para refuerzos de otras vacunas. “El gran problema con el coronavirus es que el virus hace cambios y mutaciones, que hace que la respuesta inmune que uno había generado no sea tan efectiva contra las nuevas variantes. Con los ensayos preclínicos, en la fase 1 del proyecto, habíamos podido demostrar, en 80 individuos voluntarios, que nuestra vacuna inducía una buena respuesta de anticuerpos neutralizantes”, compartió.
Estos anticuerpos, explicó, son los que impiden que el virus ingrese al sistema. En los ensayos de fase II/III se probaron tres fórmulas de la vacuna: dos monovalentes y una bivalente. Las tres demostraron ser seguras y eficaces en 2014 voluntarios. Actualmente, la ANMAT autorizó el registro de la versión bivalente para mayores de 18 años, pero en un futuro podría autorizar también las otras versiones monovalentes.
Los resultados, según describió Cassataro, demuestran que las tres versiones de vacuna son seguras y con baja reactogenicidad (efectos adversos reportados muy leves). El indicador de que ARVAC indujo una mayor protección es el factor de seroconversión, que alcanzó un 90 por ciento en el caso de la versión bivalente. En este sentido, el aumento en la cantidad de anticuerpos fue de entre 10 y 16 veces mayor que antes de aplicar la vacuna.
Respecto a la seguridad, la investigadora expresó que, hasta la fecha, no se notificaron eventos graves. “Todo lo reportado es típico: inflamación en el brazo, muy pocos tuvieron fiebre, ninguno tuvo que suspender el esquema de vacunación por razones de seguridad”. (InfoGEI)