Amenaza a Leopoldo Moreau: «Cuando un político es honesto y se compromete, se expone y hasta pone en riesgo su integridad física a conciencia»

Cuando Leopoldo Moreau interpeló a Cavallo y denunció el caso de corrupción de IBM- Banco Nación, mi familia fue amenazada durante años.

Hoy, Leopoldo, vuelve a estar amenazado por investigar y denunciar el entramado político, mediático, judicial y de los organismos de inteligencia, del Macrismo.

Cuando un político es honesto y se compromete, se expone y hasta pone en riesgo su integridad física a conciencia.

 Es hora de preguntarnos por qué cada vez son menos los dirigentes y funcionarios que entienden la política como una vocación de servicio y no de servirse.

Es hora de preguntarse por qué lo espacios políticos están ocupados en un gran porcentaje por una élite dirigencial sin trayectoria previa, sin militancia, por amigos, familiares y hasta por opositores.

Por qué hay tantos funcionarios sin la idoneidad requerida, de unos y otros.

Y de paso preguntarse por qué desaparecieron los partidos políticos.

Por qué se practica el sectarismo, la proscripción de listas y el destrato hacia todos aquellos que quieren ser parte de los procesos políticos de su país. En definitiva, por qué se desconoce a la militancia.

Cuando armamos el Frente de Todos algunos pensamos que el concepto era convivir en la diversidad, ampliar la política y democratizarla para convocar a la  sociedad civil, ser un nuevo sujeto político que nos interpele.

Y todavía deseamos que así sea.

El camino es uno solo. Generar estructuras políticas, espacios de participación y de formación, de deliberación. Respetar el derecho a elegir y ser elegido.

Generar proyectos y programas políticos que no estén disociados de la realidad, que sean de cumplimiento efectivo.

Que todas las políticas tengan una mirada feminista, ambiental y federal.

Tenemos que garantizar un acceso igualitario a la salud, el trabajo y la educación en todo el territorio argentino. Para eso nuestros políticos tienen que conocer el país que pretenden representar.

Hay que revalorizar a la militancia. A todas aquellas personas que comprometen su vida y se forman para ser parte de los procesos de transformación de sus comunidades.

A ellos les pertenece la representación. Son ellos y ellas quienes saben gestionar desde la adversidad.

Y hay que deconstruir la política. Que deje de ser mala palabra, porque la política es una de las vocaciones más nobles del ser humano.

Para eso debemos terminar con el sectarismo, la mentira, la manipulación y el abuso de poder.

Fui alfonsinista, me conquistó la gestión de gobierno de Cristina Fernández y admiro a Leopoldo, por respeto a la capacidad y al compromiso.

Ahora, es nuestra responsabilidad, recuperar la política, en pos de la democracia, la transparencia y el desarrollo. Los militantes nos debemos darle lugar a la resignación.

Aunque tengamos, una vez más, que emprender un proceso de reconstrucción.