(Por Marien Chaluf ) El mensaje es claro, pausado, y aunque muy pocas veces puede dar buenas noticias, Alejandro Costa transmite tranquilidad. Es la voz oficial de las cifras de coronavirus en los reportes matutinos y uno de los hombres clave detrás del plan epidemiológico del Gobierno. Su cargo lo explica: se desempeña precisamente como subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud nacional. Lo hace por su preparación y trayectoria en la atención primaria y en la gestión pública. En diálogo con DIB, habla de las principales preocupaciones y desafíos de la cartera a seis meses de decretado el aislamiento y asegura que piensa en cómo solucionar los problemas “hasta dormido”.
Las jornadas laborales en el Ministerio de Salud nacional inician muy temprano y terminan tarde. “Son 14 horas de trabajo diario, cinco de sueño y muy poco tiempo con la familia que uno quiere y ama”, responde Costa ante la consulta de cómo le cambió la vida por la pandemia. “Creo que hasta cuando duermo, tanto el cerebro como el corazón, están pensando en los problemas que quedaron pendientes y en cómo los voy a resolver al otro día”, afirma.
Alejandro Salvador Costa se recibió de médico en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en 1997, e hizo su residencia en médica clínica en el Hospital Argerich. También se especializó en terapia intensiva y en Sistemas de Salud y Seguridad Social. Esto último en la Universidad Isalud, fundada por Ginés González García, a quien conoció allí en 2004. También realizó una Maestría en Políticas y Gestión de Salud en la Universidad de Bologna.
Sobre su relación con el ministro sostiene que siempre le tuvo “gran respeto y admiración” y ahora también “un sentimiento de amistad personal” y afirma sentirse “orgulloso” de que lo haya convocado 15 años después de aquel primer encuentro para formar parte de su equipo.
Pero Costa no inició ahora su camino en la función pública. Se desempeñó en los tres niveles: fue secretario de Salud municipal en Almirante Brown (2015-2019) y trabajó junto a Alejandro Collia –hoy también subsecretario nacional–, en el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Se desempeñó dos años como director provincial de Medicina Preventiva y seis como Subsecretario de Planificación. Incluso su nombre sonó fuerte como posible ministro de la cartera bonaerense cuando Axel Kicillof ganó las elecciones, cargo que finalmente quedó en manos de Daniel Gollan.
Cuando se llevó adelante la conversación con DIB, Costa estaba al frente de un operativo sanitario enviado por el Ministerio a Orán, en Salta, donde los contagios de coronavirus escalaron al punto de comprometer severamente el sistema de salud, como ocurre en varios departamentos, jurisdicciones y provincias del interior del país. “Donde observamos que existe la necesidad de brindar un apoyo, ahí vamos. La ayuda humanitaria y federal es lo que guía la gestión de políticas públicas del Ministerio”, describe sobre el trabajo que la cartera realiza en Jujuy, Neuquén, Río Negro, Chaco y Santa Fe, a donde también viajaron otros funcionarios de primera línea.
¿Qué es lo que más preocupa actualmente en el marco de la pandemia?
Lo que más preocupa es generar la reducción en la cantidad de casos y a partir de ahí de internaciones y fallecimientos por coronavirus, a través del trabajo preventivo a nivel social y de la adecuación permanente del sistema de salud a nivel asistencial.
¿Y qué está pasando, por qué siguen aumentando los casos?
El crecimiento de los casos se relaciona con el aumento de la actividad a nivel laboral y social. Y obviamente por el incumplimiento de las medidas de distanciamiento e higiene de manera continua y sostenida en cada momento del día.
¿Se le perdió el miedo al virus?
Creo que es una relajación de medidas probablemente secundadas por una naturalización de la convivencia con el virus la que lleva a distracciones en la vida cotidiana, sin dimensionar que el virus está permanentemente atento a esa distracción momentánea de las personas para transmitirse de una a otra.
¿Cómo debería estructurarse el mensaje de los medios de comunicación para ayudar en este momento?
Debería haber un fortalecimiento permanente y continuo en el mensaje de las medidas preventivas. Es muy importante que los medios transmitan continuamente el mensaje preventivo, aunque parezca repetitivo, porque lo repetitivo es importante cuando uno tiene que cambiar hábitos. Es absolutamente educativa la repetición de un mensaje sencillo como es distanciamiento mayor a dos metros, higiene de manos, uso de barbijos e higiene de superficies con agua y lavandina. El problema es que la descripción de las consecuencias llega a encubrir el mayor tiempo del espacio audiovisual.
El Presidente ha hablado del “botón rojo”, pero el ánimo social parece no estar en condiciones. ¿Cómo lo analiza?
Lo analizo desde la experiencia de estar en una zona de transmisión comunitaria con alta afectación de casos, con porcentajes de saturación de camas entre el 90% y el 100% (por Orán, Salta). Cuando comentamos esto a la sociedad, se tomó consciencia inmediatamente. Cuando se ve que el sistema tiene límites, ante una realidad adversa, se toma el mensaje. El problema es que cuando el aumento de los casos se acompaña de un porcentaje ocupacional del 68%, (como en el AMBA) se valida una percepción de respaldo asistencial. La gente toma conciencia recién cuando esa espalda se achica, y lamentablemente ya es demasiado tarde, porque los casos se siguen produciendo, y hasta que baja la cantidad y el sistema recupera capacidad de atención pasa un tiempo, y en ese tiempo hay gente que se queda sin recibir atención.
¿Quiere decir que el botón rojo puede llegar cuando sea tarde?
Exactamente. Hoy la vacuna es la responsabilidad con el distanciamiento y la higiene; la vacuna es la higiene de manos, es usar el barbijo permanentemente. Hay que asumir una conducta preventiva con mirada al mediano plazo: si no me distancio, si no uso el barbijo, si no limpio las superficies, el virus me va a llegar o a la gente que me rodea y que yo quiero. El cambio empieza por cada uno de nosotros cumpliendo las medidas de distanciamiento e higiene.
Las muertes llegaron a duplicarse cada veinte días y ahora lo hacen cada un mes, ¿ese es un buen indicio?
Estadísticamente puede ser un buen indicio, pero tenemos que entender que cuando el cúmulo de cantidad de fallecimientos se va incrementando, los tiempos de duplicación se pueden ir alargando. Vemos que lo que está sucediendo es que hay cada vez más muertes. El indicio estadístico que puede dar un tiempo de duplicación que se prolonga no se compara con la cantidad de vidas que se están perdiendo, y es lo que nos genera un profundo dolor a todos los que abrazamos el sanitarismo. Cada vida que se pierde a nosotros nos duele, y cuando se pierden en cantidad importante a nivel poblacional el dolor se multiplica.
Cuando esté la vacuna, ¿cómo va a ser la estrategia de vacunación?
Estamos atentos a las actualizaciones científicas sobre cuáles son las personas de riesgo. Actualmente son son personas mayores de 60 años y quienes tienen enfermedades como la diabetes, cardiovasculares, pulmonares, renales, obesidad; los que tienen enfermedades que deprimen el sistema inmunológico. Ellos van a ser los primeros en ser inoculados.
Una vez que termine la pandemia, ¿cuál será la prioridad del Ministerio de Salud?
La prioridad la va a marcar el ministro de Salud, Ginés González García. Queremos mejorar los problemas de la sociedad sea cual sea su cobertura de salud; queremos desde el punto de vista de la atención y prevención ser un Ministerio que permita la equidad en el acceso a la salud, que son los principios que marcó Ginés cuando estableció la organización de las tres secretarías que componen el organigrama. (DIB)