Por Jorge Déboli/InfoGEI).- La teoría de ciencias políticas y comunicación propuesta por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, en su libro, “La espiral del silencio”, trata sobre una forma de control social, en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no, es decir, se inhiben de expresar un discurso que se contradiga con el dominante.
Un ejemplo que puede llegar a explicarlo de manera práctica, es el discurso que se construyó respecto a la tarifa de los servicios públicos, y a la política de subsidios que implementó el kirchnerismo, de las que el actual gobierno se cansó de machacar sobre la necesidad de eliminarlos a fin de reducir el actual déficit fiscal, que según el último anuncio presidencial lo bajaría del 3,2 a 2,7 % del PBI.
Sin embargo, no todo lo que el gobierno dice y los medios sostienen, es la verdad (o la llamada posverdad), y que gran parte de los argentinos asumieron -como en otros temas-, como propia a fin de no aparecer desubicados respecto de ese discurso dominante.
Honor a la profesión
Por suerte hay muchos periodistas de esos medios constructores de escenarios que, por encima de sus líneas editoriales, hacen prevalecer su honestidad intelectual, tal como lo plasmó Néstor Scibona, en su nota del 6 de mayo pasado en el diario La Nación, que el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC) que dirige el especialista en el tema, Federico Bernal, destacó un uno de sus habituales informes sobre el sector energético.
En dicho artículo del centenario diario, el periodista revela los datos aportados por el economista jefe de FIEL, Fernando Navajas, en un foro organizado recientemente por el Instituto General Mosconi de la UCR, sobre el tema energético, donde aportó datos que explican el atraso tarifario del 73% entre 2001 y 2015, que “derivó al final de la era K en subsidios a la energía equivalentes a US$ 18.200 millones (3% del PBI) y que en los dos años posteriores de recuperación de tarifas (2016 y 2017) fueron reducidos a U$S 9600 millones (1,7% del PBI)”.
Saqueo multimillonario
Sin embargo, el dato más impactante que Navajas reveló en su exposición, es que ese recorte de subsidios, fue más parecido “a un ajuste fiscal por suba de impuestos que a un ahorro de gasto público», y agrega, “una transferencia de recursos desde los consumidores a la cadena de valor energética que estimó en nada menos que US$16.500 millones (5% del PBI)”. (Verhttps://goo.gl/GnKwG3).
En pocas palabras, esta aseveración dicha por un conspicuo representante de la ultra-conservadora organización de estudios económicos, publicada además por un medio que hace propias y amplifica profusamente las ideas que desde FIEL se lanzan, rompe definitivamente, no sólo con uno de los mitos que se tejieron para justificar el llamado tarifazo, sino que pone en evidencia el gran negocio urdido desde la cartera de Energía de la nación que conduce el ministro Juan José Aranguren, y aceptado sin chistar por la gobernadora María Eugenia Vidal, que significó la multimillonaria cifra en dólares mencionada, transferida mayoritariamente desde los hogares bonaerenses a la cadena de valor energética.
Las enseñanzas de Don Juan
Como sucede en todos los sistemas políticos fundados en relatos que no se pueden sostenerse en el tiempo, estos finalmente se terminan derrumbando no tanto por lo que hacen sus opositores sino por sus propias contradicciones en las que incurren.
En tal sentido, cobra actualidad una respuesta que desde el exilio dio hace más de 50 años el General Juan Domingo Perón cuando le preguntaron:
-“General, que piensa hacer Ud. para volver al gobierno?”; – “Yo no haré nada, todo lo harán mis enemigos”.