El 95 por ciento de las panaderías colonenses cocinan el pan en modernos hornos a gas. La suba en las tarifas de este servicio incide directamente en el precio del pan. También el aumento en los costos de la electricidad (heladeras para mantener masas y tortas) y casi todo el trabajo en la cuadra se realizan en horas de la madrugada, haciendo que se consuma mayor cantidad de electricidad por lo que repercute fuertemente en los valores finales del producto. La bolsa de harina de 50 kilos tuvo un incremento del 50 por ciento entre enero y abril, o sea, pasó de 250 pesos a 500 aproximadamente.
En este sentido con una bolsa se sacan 57 kilos de pan. Pero además, existe un fuerte incremento en los mejoradores (Se utiliza para obtener una mayor regularidad, seguridad en la producción y simplificación del trabajo), las levaduras y hasta la sal condicionan el precio al consumidor final.
Un mostrador poco visitado
Tal vez el peor dato de la realidad, es que el consumo de pan en nuestra ciudad disminuyó entre un treinta y un cuarenta por ciento. Las ventas en los almacenes de barrios disminuyeron estrepitosamente y los panaderos que realizan el tradicional reparto diario por estos comercios descendieron en los kilos que dejan en cada almacén. Sin embargo y a pesar de la previsión las devoluciones diarias son cada vez mayores, debiendo ese pan ser secado para luego convertirlo en pan rallado.
En tanto cada panadero señala (quince panaderías en Colón) que cada vez es mayor en las mañanas la concurrencia de menores en busca de las tradicionales facturas de la jornada anterior (algo que hacía mucho tiempo que no se observaba).
Con respecto a las facturas, las ventas aumentan los domingos pero los días de semana es prácticamente inexistente.