El análisis de los registros de lluvias con datos desde 1919 en el partido de 25 de Mayo permite concluir que la presente sequía es una de las más extremas en los 100 años analizados, junto a las grandes secas de 1924/5, 1954/5, 1956/7 y 2008/9, entre otras. La comparación de estos eventos arroja resultados diversos, según los meses tomados para su evaluación.
En este sentido, cuando se computan las lluvias acumuladas durante noviembre, diciembre, enero y febrero (justo en coincidencia con la mayor demanda hídrica de los cultivos de verano y el aumento de la evapotranspiración), lamentablemente, la actual sequía resulta la más extrema, con apenas 107 mm (medidos en la ciudad cabecera, aunque hubo lugares del partido de 25 de Mayo donde llovió aún menos), seguida por la de 1956/7, con 179 mm, y la de 2008/9, con 219 mm.
Si nos limitamos a los meses de noviembre, diciembre y enero, aparece la sequía de 1924/5 como la más grave, con apenas 85 mm, seguida muy de cerca por la actual, con sólo 90 mm, y las de 2008/9, con 118 mm, y 1956/7, con 134 mm.
Sin embargo, cuando se analiza la secuencia anual desde el 1 de marzo hasta el 28 de febrero del año siguiente, con claridad se destaca la muy escasa acumulación de lluvias de 1954/5, con sólo 634 mm, seguida por la tan fuerte y cercana en el tiempo gran sequía de 2008/9, con 770 mm, y la de 1953/4, con 841 mm. Mientras que, por el aporte de abundantes lluvias otoñales, en el mismo período de 2017/8 cayeron 914 mm.
La comparación de las sequías a partir de los registros de lluvias no resulta una tarea sencilla y las conclusiones pueden relativizarse, de acuerdo al criterio y períodos evaluados. Además, un análisis más profundo debería incluir datos acerca del nivel de las napas freáticas y su incidencia sobre el impacto de las sequías. Pero toda la información comparada permite afirmar que la actual sequía es, sin dudas, una de las más graves desde que tenemos registros y la falta de lluvias es a la vez, en esos mismos 100 años, la más extrema para la salida de la primavera y los meses del verano, época determinante para la producción agropecuaria. (InfoGEI)