Columna de Opinión: Yo voto, tu votas, el veta

Por Cynthia Calvigioni «El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.» Bertolt Brecht

En un contexto social y económico preocupante el oficialismo, que hizo un pacto con el Pro, logró los 84 votos necesarios para respaldar la decisión presidencial de vetar la ley de financiamiento universitario, mientras que la oposición tuvo 160 y no alcanzó los dos tercios; hubo cinco abstenciones y ocho ausencias.

La norma sancionada por el Congreso, vetada por Milei, establecía una recomposición retroactiva de los salarios de docentes y no docentes del sistema universitario nacional por la inflación acumulada al 1° de diciembre del 2023. Define, además, una actualización mensual de los mismos por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que arroje el Indec, solo en el caso en que no se llegue a un acuerdo paritario.

La Universidad Pública y Gratuita es una herramienta de ascenso social. Es la posibilidad que tienen miles de jóvenes de construir un futuro mejor.  Yo estudie en la Universidad Nacional de Rosario en los 90, época en la que se comenzaba a consumar el neoliberalismo de una forma despiadada, cruel, excluyente de forma progresiva y gradual.

Con esfuerzo de mi familia y trabajando pude terminar la carrera y recibirme, siendo la primera en mi familia en lograr un título universitario. Mis abuelos trabajaron en el ferrocarril y en el campo, mis abuelas una en un comercio y la otra como empleada doméstica. Solo 2 de ellos completaron el primario.

Por eso me siento tan agradecida a la Universidad Pública que me dio la oportunidad de poder formarme y poder insertarme en un mercado laboral tan competitivo. Y esto es lo que debe garantizar un Estado presente, que garantice los derechos, incluyendo la Educación Pública en todos los niveles.

Este 22 de noviembre se cumplen 75 años desde que fue eliminado el arancel a las Universidades Públicas Argentinas, gracias a la lucha de muchas personas que defendieron la educación para las mayorías populares.  La gratuidad fue establecida por el decreto 29.337 firmado por el entonces presidente del país, Juan Domingo Perón.

El decreto firmado por el presidente Perón, en sus considerandos decía: “Que el engrandecimiento y auténtico progreso de un pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que alcance cada uno de los miembros que lo componen; que por ello debe ser primordial preocupación del Estado disponer de todos los medios a su alcance para cimentar las bases del saber, fomentando las ciencias, las artes y la técnica en todas sus manifestaciones”

Con estas medidas antipopulares y antidemocráticas del presidente Milei en solo meses estamos retrocediendo más de 100 años. Las universidades públicas son uno de los motores de la democracia, la producción y los lazos sociales.

Es falso que esto atente con el equilibrio fiscal, como sostiene el actual presidente, quien trata de “degenerados de la política que buscan romper el equilibrio fiscal”. La ley votada en el Congreso “representa apenas el 0,14 por ciento” del Producto Bruto Interno (PBI) y es “similar a lo que el Gobierno dejó de percibir por bajar los bienes personales, una medida que benefició a sectores sociales de altos recursos. Para los ricos si, para lo popular no.

El veto es una atribución del Poder Ejecutivo a través del cual el presidente puede rechazar total o parcialmente (es decir, todos o uno o algunos artículos) los proyectos de ley sancionados por el Congreso de la Nación. El Presidente puede rechazar un proyecto de ley completo o parcialmente hasta 10 días hábiles después de su sanción en el Congreso.

Milei ya había adelantado hace unos meses que “planea avanzar con decretos para consolidar su ajuste”. Las primeras víctimas fueron los/las jubilados/as. Ahora la comunidad universitaria. ¿Quién sigue en este plan siniestro de destruir todo? Está poniendo en riesgo la democracia, la convivencia social con su discurso agresivo y violento, con su feroz política de ajuste que solo logra aumentar la pobreza y la indigencia. Porque ya no vale el voto. Yo voto, tu votas, el veta

*Licenciada en Comunicación Social