(INFOBAE) El lunes 13 de mayo de este año ocurrió un evento esperado por muchos: la liberación de los pumas del zoológico de Colón (Buenos Aires). Dos de los tres hermanos felinos, Huayra y Yachay, fueron trasladados a un santuario ubicado en la provincia de Entre Ríos, donde cuentan con un espacio significativamente mayor para vivir que el que tenían disponible en la jaula para tortugas en la que estaban.
Este zoológico había sido protagonista de controversias sobre los malos tratos y las condiciones paupérrimas en las que mantenían a los animales. En 2013 cerró, pero varios animales quedaron encerrados dentro del predio. Se realizaron algunos traslados desde ese momento, pero el de los pumas tardó en aprobarse. Desafortunadamente, la tercer puma, Munay, falleció semanas antes de que se pudiera efectuar la liberación.
En un nuevo capítulo de Data Animal, el presidente de la Fundación Planeta Vivo Argentina, Fernando Pieroni explicó que él y su equipo debieron trabajar constantemente durante casi tres años para lograr su cometido. Además, aclaró los motivos por los cuales se retrasó tanto el traslado: “Creo que el primero de todos es el tema de la burocracia, papeleríos, permisos. Imaginate que nosotros estamos trasladando animales que están en una provincia, que es la provincia de Buenos Aires, en este caso, a otra provincia. Vos tenés que poder lograr que coincida la provincia donde van a ir esos animales con la provincia que permite que salgan. Entonces el papelerío lamentablemente duró muchísimo tiempo, sumado a que no hubo voluntad política”.
Pieroni hizo hincapié en las condiciones desfavorables en las que se encontraban los felinos antes de su liberación. “Estoy acostumbrado a ir a lugares donde hay animales en condiciones terribles, pero me llamó mucho la atención y creo que fue uno de los de los peores casos en los que nos metimos, porque eran tres pumas olvidados en lo que antiguamente fue un zoológico que cerró por la presión mediática de la gente. Era un lugar de condiciones terribles para los animales, se trasladó todo lo que se pudo y esos pumas quedaron dentro de una jaula, en el medio de una plaza”, declaró el experto.
Los animales habían sido abandonados, y se les brindaba una atención muy precaria. Los pumas habían quedado como “el adorno de la ciudad”. Pieroni comentó que ese fue uno de los factores que más lo impactó: “No se puede estar normalizando ese tipo de cosas”.
-¿Cómo fue el preparativo para el día de la liberación?
-Nosotros, creo que una semana, dos semanas antes, ya teníamos todos los permisos. No lo podíamos creer. Después de tantos años luchando por esto, fue laburar a full durante 14 o 15 horas, el armado de las cajas, limar todo tipo de detalles para que todo salga bien. Fue mucho trabajo y a la vez algo lindo porque nos estábamos preparando para una cuestión que veníamos luchando hace muchísimos años. O sea, reitero, es uno de los traslados que más me costó.
Pieroni manifestó que tuvo emociones ambiguas. Por un lado, se sintió tranquilo una vez que comenzaron el viaje, ya habían logrado su objetivo. Pero permanecía en él la tristeza a raíz de la muerte de Munay. “Fue el emblema de la lucha. Toda foto en todo medio de comunicación que salió, fotos de campaña de la liberación de los pumas, era la imagen de ella”, recordó.
-Durante el viaje, ¿hubo un equipo de veterinarios que va monitoreando todo?
-Lo que hicimos fue salir bien temprano hacia el zoológico. Fue el equipo de veterinarios, que eran tres veterinarios. Los chicos se llevaron a los pumas, hicieron análisis de sangre en el lugar, ecografías y demás. A uno de ellos, el macho, se lo tuvo que intervenir quirúrgicamente en el lugar porque se le encontró una infección muy avanzada en uno de sus colmillos. Hacé de cuenta que es un dolor de muela crónico, que le provocaba un dolor terrible y también le molestaba el comer. Entonces por suerte los chicos pudieron hacer la intervención y salió todo perfecto. Los cargamos en las cajas de traslado de arriba de las camionetas y una vez que se despertaron salimos en viaje en caravana hasta el santuario.
Pieroni aclara que este tipo de revisiones solo son posibles a través de la sedación de los pumas, ya que no son un animal que se pueda manipular sin dormirlo. Debido a esto es que, cuando estaban en el ahora ex zoológico, el único chequeo que realizaban era simplemente mirarlos. No les hacían un examen profundo que sí se lleva a cabo, por lo menos una vez por año, en los santuarios.
-¿Cómo es la vida ahora de ellas?
-Súper relajada. Yo la verdad que cada vez que hago un traslado de este tipo, hay como una contradicción con esto, porque mucha gente que dice que no hace la diferencia, sacarlos de una jaula y llevarlos a una jaula más grande. Porque no es una liberación, sino que es una forma de darle dignidad a estos animales. Porque son animales que no se pueden liberar. Los estás cambiando a un lugar que es un ambiente natural, pero siempre controlado por el humano, un lugar cercado y cerrado. Y la verdad que ellos en muy poco tiempo empiezan a ganar musculatura, pelaje, cambian hasta su estado de ánimo. Lo he visto en muchos traslados y muchas situaciones con animales en donde se les dio dignidad. Mejora mucho.
El presidente de la Fundación Planeta Vivo Argentina, explicó que a los animales que nacieron o fueron criados en cautiverio desde muy pequeños son demasiado dependientes del humano para alimentarse. Además, al estar en contacto permanente con las personas, están humanizados. Esto significa que pierden el miedo que los aleja de los humanos, el cual es esencial para la convivencia pacífica entre la gente y los animales silvestres.
“Por eso yo trato de remarcar siempre que nosotros en este tipo de situaciones no le damos libertad a los animales, se le da dignidad. Porque se lo saca de una jaula en donde esos animales, desde muy chiquititos, bebés, fueron criados por el humano”, declaró.
-La pregunta Vital Can: ¿qué significa para vos y para la fundación haber podido lograr esto que tanto tiempo te llevó?
-Es algo hermoso, pero a la vez algo triste. Porque estás luchando por algo que es muy triste. Pero bueno, la satisfacción de que se pudo lograr, que fueron casi tres años de lucha y 12 años de los chicos que venían luchando para que estos animales sean trasladados a otro lugar. Nunca bajamos los brazos con 2 millones de trabas. Es más, dos semanas antes del traslado nos empezó a llegar información que no nos lo iban a permitir cruzar la provincia. La satisfacción de que lo logramos y siempre ese sabor medio amargo de que una no lo logró, que la bautizamos Munay. Es la que te digo que falleció dos semanas antes, pero bueno. Un poco de felicidad, tristeza y también sentirme un poco tranquilo de que si luchamos entre todos vamos a lograr que los animales tengan la vida digna que merecen.
El objetivo que Pieroni y su equipo quieren lograr a través de sus acciones no es el del traslado de los animales en sí, sino el que desaparezcan los sitios como los zoológicos: “No visiten lugares donde se exhiban animales. Es la manera más rápida de terminar con todo esto, porque lamentablemente hay muchísimos animales en cautiverio encerrados en lugares terribles, zoológicos, ex zoológicos cerrados, en donde van a morir en esa jaula, seguramente, a todos no los vamos a poder trasladar”.
Para cerrar, sostuvo la importancia de que cada animal pueda vivir en su propio hábitat, en su país de origen y en ambientes sanos: “Nada tiene que hacer un león, una jirafa, un elefante en nuestro país”, comentó al respecto. “Creo que es la mejor manera de interactuar de manera adecuada con los animales silvestres y, si realmente amamos a los animales, luchemos todos para que sean libres”.