El panorama de los alquileres en mayo se tiñe de preocupación para los inquilinos, ya que el Índice de Contrato de Locación (ICL) indica un desmesurado aumento del 220%. A pesar del incremento en la disponibilidad de propiedades para alquilar tras la derogación de la Ley de Alquileres, los precios continúan su vertiginosa escalada, colocando una presión financiera adicional sobre los arrendatarios.
En el segmento norte de la Ciudad de Buenos Aires, los precios mensuales de alquiler son exorbitantes: desde 365.546 pesos para un monoambiente, hasta 567.747 pesos para un departamento de tres ambientes, según datos de Zonaprop. Mientras tanto, en la zona sur, aunque ligeramente más bajos, los precios siguen siendo inaccesibles para muchos inquilinos, cuyos ingresos no logran mantener el ritmo de los incrementos.
La frecuencia de actualización de contratos también refleja la tensión del mercado, con la mayoría de los nuevos contratos sujetos a actualizaciones cada 3 ó 6 meses. Aunque la mayor oferta de inmuebles ofrece cierto margen de negociación entre inquilinos y propietarios, la realidad sigue siendo desafiante para aquellos que buscan mantenerse al día con los costos de vivienda.
La rentabilidad bruta anual del alquiler, un indicador crucial para evaluar la salud del mercado inmobiliario, ha experimentado una ligera caída en marzo, situándose en el 4,67% en la Ciudad de Buenos Aires, según datos de Fabián Achával. Este descenso se atribuye al ritmo más lento de incremento en los precios de alquiler, así como a la disminución en los valores de los inmuebles, marcando un retorno a niveles cercanos a los de principios de 2023.
La oferta de propiedades en alquiler sigue creciendo y alcanza niveles históricos desde la derogación de la ley de alquileres, lo que plantea importantes interrogantes sobre la rentabilidad y el impacto económico a largo plazo.(Pergamino Virtual)