Aseguran que el nuevo billete $ 10000 a fines de 2024 tendrá un valor real de $ 2900

Los argentinos ahorran y piensan en cualquier moneda que no sea el peso argentino. Por eso los argentinos estamos entre los 10 países con mayor interés y tenencia de criptomonedas y somos el tercer país con mayor tenencia de dólares por habitantes después del propio emisor Estados Unidos y Rusia.

Para comprender esto, vamos a tomar los valores de inflación prevista en el informe REM del BCRA el billete de $ 1000 llegaría a ser de USD 0.20 centavos de dólar hacia fines de 2024.

Ante estas cuestiones y viendo como la inflación antes de estabilizarse aumentará, podemos evaluar el ingreso de nuevas denominaciones de billetes, ya que se planteó la creación de un billete de $10.000 y $20.000 pesos, y si se asume un 2024 con inflación por sobre el 213%, se consideran que estos al final del período valgan aproximadamente $ 2961 y $5979 respectivamente, lo que significa que la pérdida de poder adquisitivo es inminente en el tiempo.

Moneda sin valor

En ese sentido, si hacemos el mismo ejercicio, pero ajustando por inflación desde el día que nació el billete de $1000 (noviembre del 2017) y el nuevo billete de $2000 (nació en mayo 2023) deberían valer para no perder la totalidad de su valor en diciembre 2024 al menos $110.940 pesos y $15.338 pesos respectivamente.

Estas cuestiones nos permiten ver que nuestra actual moneda de curso legal no tiene ningún valor ante el crecimiento inflacionario diario de 1%, por lo que la virtual salida que expone este gobierno es corregir, sanear y ajustar toda la economía real con el peso argentino como moneda, para que luego el plan dolarizar salga a la cancha para reemplazar al peso.

De guatemala a guatepeor

El dólar es la divisa más elegida por todos los argentinos (se estima que nuestro país es la 3 era reserva de dólares en el mundo debajo del colchón). Si cambiamos de moneda de curso legal aparece el bien conocido trade off, ya que si bien es cierto escaparíamos de las manos inflacionarias argentina, está más que claro que estaríamos en manos de la Política Monetaria Americana, el cuál hoy tiene inflación de 4.1% mensual. Si tomamos un billete de 100 dólares en el 2017 y ajustando por su proyección de inflación americana en el 2025 este billete tendría un valor real de USD 76.4 al finalizar la serie.

Es decir, nos distanciaríamos de la inflación argentina e iríamos sin dudas en camino absorber la inflación americana. Esto sin detallar las pérdidas de política monetaria que el cambio de moneda implica para una economía como por ejemplo hacer frente a los shock externos de devaluación de la cartera de monedas con las cuales comerciamos o competimos en los mercados internacionales.

Inflación Made In Argentina

El ejercicio de aplicar la inflación a una de las monedas más poderosas del mundo, solo nos muestra que la pérdida de poder adquisitivo existe en el mundo (debido a que la inflación per se no es problemática en un nivel bajo de 2-3%, sino que saber controlarla en un límite saludable de la política cambiaria), solo que en Argentina no solo existe circunstancialmente, sino que es propia del país.

La pérdida de poder adquisitivo no es algo que escape a todos los países, sino que es real y hasta esperable que cada moneda se encuentra en un proceso devaluatorio por las distintas crisis de emisión que sacudieron a todos los países ante la última crisis sanitaria. Lo que sucede en Argentina no es debido a un evento aislado sino que ya venimos de un constante de descontrol en la emisión de pesos que fueron esterilizados vía lebacs y leliqs y demás bonos que en un intento de absorber pesos para que no sean inflacionarios hoy ante su sinceramiento de la economía muestra el gran problema de la contención pasada en el desborde presente sobre niveles de variación de precios previos ya muy elevados.

Visionario

Henry Hazlitt en 1946 ya hace 77 años expresaba “La propia inflación no es en el fondo más que una forma singular de tributación. Quizá la peor, ya que de ordinario exige más de quienes cuentan con menores posibilidades económicas. Pero aun suponiendo que la inflación afectase a todos por igual (lo que nunca puede ser cierto, según hemos demostrado), en tal caso equivaldría a un simple impuesto sobre el consumo que gravara con igual porcentaje toda clase de mercancías, lo mismo el pan y la leche que los diamantes y pieles lujosas”. Somos el tercer país del mundo con mayor problema de inflación. Todos los gobiernos en los últimos años prometieron solucionarlos. Todos incrementaron sus consecuencias sin solucionar sus causas. (InfoGEI)