Participaron de la ceremonia, Angelo Donatis, vicario general para la diócesis de Roma y cardenal de la Santa Iglesia Romana; Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján; y los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina; así como integrantes del Episcopado y cientos de fieles bajo una intensa lluvia.
Después de haber recibido el parecer del Dicasterio de las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que el venerable Siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, cardenal de la Santa Iglesia Romana, humilde pastor según el espíritu del Concilio Vaticano II, testigo de esperanza y paciencia evangélica, infatigable defensor de la causa de los hermanos más pobres, de ahora en adelante sea llamado beato”, leyó con la voz entrecortada por la emoción monseñor Carlos Malfa, obispos de Chascomús y colaborador de Pironio en sus años en la diócesis de Mar del Plata.
En tanto, exclamó: “ha sido incluido en el Libro de los Beatos” y a las 11.48 se desplegó la imagen oficial de Eduardo Pironio, beato, en medio del sonar de las campanas.
En la carta apostólica también se indicó que la fiesta litúrgica establecida en honor del beato Eduardo Pironio sea el 4 de febrero.
Luego la familia Franco, especialmente Juan Manuel, el protagonista del milagro por intercesión de Pironio; y seminaristas de la diócesis de Nueve de Julio llevaron hasta el altar reliquias de Eduardo Pironio. Posteriormente, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, agradeció al Papa en nombre de la Conferencia Episcopal Argentina por la beatificación.
Historia de Pironio
Nacido en la ciudad de 9 de Julio en 1920, Pironio fue ordenado sacerdote en 1943. En 1964 fue ordenado obispo y ordenado obispo auxiliar de La Plata. Participó de varias sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), que produjo muchos cambios en la Iglesia. También fue obispo de Mar del Plata (1972-1975) y rector del seminario de Villa Devoto y decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
Su carrera se caracterizó por una activa participación en las conferencias del Episcopado Latinoamericano que se hicieron en Medellín, Puebla y Santo Domingo, pero también en el Consejo Episcopal Latinoamericano, del que fue secretario general y luego presidente (1972-1974). También hizo parte de su carrera en Roma, donde fue convocado por el Papa Paulo VI en 1975.
Nombramientos
En 1976, Paulo VI lo nombró cardenal y Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano. En 1984, Juan Pablo II lo designó presidente del Pontificio Consejo para los Laicos.
También se le atribuye la creación de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento mundial que se realiza cada dos o tres años y reúne a jóvenes de todo el mundo junto al Papa. El cardenal beato murió en el Vaticano en 1998 a causa de un cáncer de próstata. (InfoGEI)