Una pronunciada bajante del río Paraná registrada en los últimos días provocó que el Buque Museo General Irigoyen se escorara y el riesgo de que se corten los cabos que lo sostienen a la costa o su posible hundimiento provocó que suspendan la actividad turística.
“La gente no se puede acercar, porque los cabos están muy tirantes”, informaron trabajadores del buque. El plan era vallar y poner cintas de peligro para advertir a la gente que no puede pasar más allá de los limites dispuestos, puesto que la tensión en los cabos es extrema.
“Están tensos los cabos, si sigue bajando el río se corre el riesgo de que se corte algún otro cabo, algunos se cortaron”, informaron en el lugar.
En 2020, una situación similar provocó que se cortaran las eslingas que sostenían el buque y ello implicó que entrara agua la zona de máquinas del barco, por lo que hubo que convocar a buzos de la Armada Argentina para que intervinieran para sellar orificios y adrizar la nave.
Cuando el río vuelva a su caudal, el buque recuperará su posición habitual. Mientras tanto, y con perspectiva de bajante para los próximos días, la tarea está centrada en evitar que se corten los cabos y mantenerlo fuera del riesgo de que le ingrese agua. (InfoGEI)