Recomendaciones para prevenir intoxicaciones con la babosa «mataperros»

Autoridades del departamento de zoonosis urbana de la Provincia de Buenos Aires junto con investigadores del Conicet y representantes del Senasa mantuvieron una reunión para evaluar los pasos a seguir ante la aparición de casos de intoxicación canina en las playas de la costa atlántica tras la aparición de la Pleurobranchaea maculata, popularmente conocida como babosa invasora “mataperros” en la que acordaron montar guardias de vigilancia activa para evitar complicaciones en la salud de las mascotas.

“La babosa es un molusco que ya está instalada en la Costa y deposita en las algas  tetrodotoxina (TTX), una neurotoxina altamente peligrosa si es ingerida en gran cantidad”, aseguró Gustavo Martínez, Jefe del departamento de Zoonosis Urbana de la provincia de Buenos Aires.

Según detalló el profesional, la toxina que emana la babosa “mataperros” no tiene antídoto y, por tal motivo es fundamental que los adoptantes responsables de perros que opten por disfrutar de un día de playa con su mascota “tengan al animal con bozal para evitar la ingesta de moluscos que pueden derivar en un desenlace fatal”.

En esta línea, Martínez indicó que en caso de sospechas de ingesta de babosas, los propietarios de los animales deben asistir rápidamente a una consulta veterinaria, ya que los primeros síntomas de intoxicación aparecen entre 20 minutos y una hora después de la ingesta de la toxina y el desenlace es rápido.

Los principales síntomas de intoxicación que pueden presentar los perros tras ingerir la toxina emanada de la Pleurobranchaea maculata son vómitos, ataxia, convulsiones y temblores.

El primer registro de una babosa “mataperros” en Argentina se dio en octubre del 2009, en el puerto de Mar del Plata. También se reportó su presencia en la zona del Golfo San Matías, Golfo San José y el Golfo Nuevo. El pequeño animal, de entre 2 y 15 centímetros, es originario del sudeste de Australia y de Nueva Zelanda. (InfoGEI)