El tercer día del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa se incluyó dos testimonios notables: el de Pablo Ventura, el remero que fue falsamente acusado de haber cometido el hecho, que contó como quiénes aparecen en los videos como los verdaderos agresores tienen un largo historial de peleas en banda en su ciudad de origen, en la cuáles siempre eran mayoría. En tanto, el jefe de seguridad del boliche rompió en llanto al asegurar “nunca vi nada igual”.
Ventura y su papá declararon durante casi una hora ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores y se los señaló como protagonistas de un hecho curioso: se dijo que los rugbiers –al igual que ellos oriundos de Zárate- se rieron e hicieron movimientos extraños cuando ingresaron en la sala. “Yo los miré dos veces, pero hasta lo que observé no levantaron la cabeza”, respondió Pablo al respecto a lo que pudo haber ocurrido.
El detalle desató una aireada reacción de Fernando Burlando, el abogado que representa a la querella. Estoy a muy corto tiempo de empezar a insultar a todo el mundo. Yo pregunto: ¿De qué se ríen, hijos de p…?”, dijo Burlando a la prensa. El abogado lanzó: “a pesar de que se rían de una cuestión que no tiene que ver con el juicio, en este templo que es la sala de audiencias además están los padres de Fernando, no pueden hacerlo. Si hicieron eso, son unos reverendos hijos de puta”.
Uno de los testimonios importantes fue el de Alejandro Muñoz, jefe de Seguridad del boliche Le Brique, de Villa Gesell, dónde comenzaron los roces entre Báez y sus victimarios, al parecer por una discusión en torno a un fernet entre Fernándo y Máximo Thomsen. Nunca vi nada igual, era saña. Hace 20 años que laburo de esto y nunca vi algo así”. Inmediatamente después, rompió en llanto. “Nunca vi nada igual”, agregó y reveló que luego estuvo cuatro días sin dormir.
Ventura, por su parte, dijo que le gustaría saber quién dio el falso testimonio en su contra aunque, antes, en un chat, había apuntado contra Lucas Pertossi. “Son asesinos y unos cobardes”, dijo su padre. “En Zárate, los vi pelear en grupo varias veces en salidas de boliches. Siempre, en grupo de personas. Tres, cuatro, cinco, contra uno, o dos personas… Siempre eran mayoría”, contó Pablo Ventura. El testimonio sostiene uno de los argumentos de la acusación: que el ataque contra Fernando no habría fue un hecho aislado.
En el comienzo de su declaración, Ventura aclaró que no conoce a ninguno de los imputados. El abogado querellante, Fernando Burlando, le pidió que amplíe su testimonio sobre las peleas previas en las que estuvieron involucrados los acusados. “He visto la situación, pero no vi bien a la persona con la que tenían altercado. Yo salía del boliche y estaba una vez Pertossi a la salida queriéndose pelear con alguien”, detalló. “El comentario en mi ciudad era que siempre eran problemáticos y que les gustaba pelearse”, agregó.
“Lo detienen y nunca supimos quién lo nombró, la famosa foja 38. Le causaron daño a él y a nosotros”, dijo el padre de Ventura, José María. De esa forma hizo referencia a la parte del expediente donde se consigna que Pablo fue incriminado por uno de los rugbiers, pero no se detalla quién lo hizo. “Después de lo que pasó en Gesell, Pablo no quería salir. En un momento pensamos en poner un psicólogo. De a poco fue saliendo, comenzó a remar, a encontrarse con sus amigos… la vida nos cambió”, agregó.
Luciano Bonamaison, amigo de Fernando Báez Sosa, fue categórico: “Máximo Thomsen le pegó una patada, con odio, brutalidad y con intención de matar”. El amigo de la víctima habló de una “emboscada” hacia ellos, aunque buscaban alguien en particular, “a Fernando, ellos querían atacarlo a él”.
“¿Reconoces a otras personas como agresores de Fernando?”, le preguntó el fiscal Juan Manuel Dávila. “No”, dijo Bonamaison, pero sí aclaró que el grupo de rugbiers arengaban “¡vamos! ¡vamos, negro de mierda!”. Tras el ataque y la caída de Fernando, “una chica le hizo reanimación cardio vascular” y “llamamos una ambulancia”, contó Bonamaison que dijo que “no podía creer” lo que había pasado y que quedó en “estado de schok”.
Otro amigo de Báez que se presentó en el TOC 1 fue Juan Manuel Pereyra Rozas, quien afirmó que lo golpearon adentro del boliche e identificó a Luciano Pertossi por ese hecho. Cuando sale, asegura que lo vuelven a golpear, que el golpe vino de atrás, que “lo deja aturdido” y entonces corrió. Aseguró que otro de sus amigos envió un mensaje al grupo de WhatsApp que compartían, en el que les contó que Fernando “estaba inconsciente”.
La querella pide precisar en qué parte de Le Brique sucede el incidente. “Estábamos caminando por la pista en dirección a la salida del boliche”, afirmó. Luego, aseguró que tuvo miedo de Luciano Pertossi, que lo vio “como enojado” y que se fue al patio de la disco “a tomar aire”. Ya afuera, cuando el mismo grupo los ataca, volvió a sentir el mismo miedo y se retiró. Tras la golpiza, Rozas también sufrió lesiones en la oreja e “hinchazón en el pómulo derecho”.
Antes, habían testimoniado otros empleados de seguridad del boliche. “Cuando vi que se empezaron a pelear en el medio de la pista, yo bajé, pasé entre medio de la gente y justo vi a Fernando y a uno de los chicos. Yo agarré a uno de los ‘rugby’, no sé quién era, uno de pantalón corto. En ese momento, Fernando, que tenía la camisa rota, le pegó una piña en el estómago al que yo sostenía. Nos caemos los dos para atrás, y ahí me levanto y lo agarro a Fernando y le digo que me acompañe afuera”, relató Fabián Ávila.
“Con mis compañeros trabajamos en equipo. En un momento veo que uno deja su lugar para separar a un grupo y se baja de la tarima para separar. Entiendo que estaba separando a Thomsen de Fernando Báez Sosa. Mi visión es lejos, es de noche”, describió el ex seguridad Cristian Ignacio Gómez, que declaró por via telemática ya que está en la provincia de Neuquén.
Y recordó: “Cuando llego, la pelea estaba iniciada. Termino calmando y reduciendo a Matías Benicelli, que agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo. Yo lo saqué de Le Brique. Reduciéndolo con los brazos en la espalda”. Luego, continuó: “En ese momento, escuché que alguien me dice: ‘A él no lo sacás’. Me miraba con cara de loco, sacado, agresivo. Resultó ser Thomsen”. (DIB)