En un 2017 particularmente escaso de actividad parlamentaria a excepción de las maratónicas y agitadas sesiones extraordinarias de diciembre, este año debutaron en la Legislatura dos leyes que prometen cambiar por completo el mapa de las cámaras de Diputados y Senadores: la prohibición de las reelecciones indefinidas y la Ley de Paridad de Género.
Se trata de dos iniciativas aprobadas durante 2016 bajo el sello de la «reforma política» impulsada por Cambiemos desde su asunción en diciembre del año anterior, que incluyó también la obligatoriedad de la publicidad de las declaraciones juradas de funcionarios, que ahora, además, incluye a legisladores.
Pese a este impulso reformista, el impacto de las leyes en el corto plazo fue dispar: aunque el «una y uno» ya se aplicó en la conformación de las listas de candidatos a legisladores de las pasadas elecciones, el número de mujeres de la nueva Legislatura iguala apena el establecido por la anterior «Ley de Cupo», que establecía un piso del 33% de mujeres en las nómina. Por el contrario, sí comenzó a hacer notar cierto «rejuvenecimiento» de ambas cámaras, que este año sufrieron un notable recambio.
No tan iguales
Pese a que en las elecciones de este año comenzó a aplicarse la Ley de Paridad de Género, el «una y uno» (tal la consigna utilizada por el Frente Renovador para promover la iniciativa) aún está lejos de cumplirse. Esto es lógico si se tiene en cuenta que las cámaras se renuevan por mitades, aunque aún así en 2017, con la ley vigente, ingresaron más hombres: de los 69 legisladores electos, 39 son varones y 30, mujeres.
Con el recambio, el 34% de las cámaras (47 de 138 diputados y senadores) están compuesta por mujeres: apenas un punto por encima que el porcentaje establecido por la polémica «Ley de Cupo». El número, aunque parezca módico, mejora mucho la composición anterior del cuerpo, donde las legisladoras representaban apenas el 26% del total.
Desglosado por bloques, el espacio que más lejos está de la paridad es justamente el que impulsó la medida: el Frente Renovador cuenta con apenas 3 diputadas de 13 en total (el 23%), mientras que en el Senado cuenta con la presentación de dos hombres.
Le sigue en el «ránking» Unidad Ciudadana, que cuenta con un 26% de mujeres en Diputados (6 de 23) y un 27% en el Senado (3 de 11). En cambio, el número más cercano a la paridad lo ostenta el «PJ Unidad y Renovación»: el «bloque de los intendentes» en Diputados tienen 3 mujeres sobre 7 miembros (42,8%), aunque en el Senado la bancada de 4 integrantes cuenta con apenas una mujer.
Finalmente, Cambiemos presenta un número cercano a la paridad en ambas cámaras, con un promedio del 38%: en Diputados hay 17 mujeres sobre 44, mientras que en el Senado son 11 sobre 29 bancas totales.
La Ley de Paridad de Género fue aprobada en octubre de 2016, y dispone que todas las listas confeccionadas para las elecciones de cuerpos colegiados de la provincia de Buenos Aires (concejales, consejeros escolares y legisladores) deben respetar la equivalencia de 50% del sexo femenino y 50% del sexo masculino.
Además, obliga a los partidos a cumplir un mecanismo de alternancia y secuencialidad, por el cual los binomios deberían constituirse como hombre-mujer o mujer-hombre. Finalmente, para evitar «avivadas» también se establece que si un hombre o mujer renuncia o pide licencia será reemplazado por la persona del mismo sexo que le siga en la nómina. Pese a estos recaudos, durante las elecciones pasadas a la Legislatura ingresaron más hombres que mujeres (un 56% en total), debido a que mayormente fueron varones quienes lideraron las listas.
Más «jóvenes»
Lo que sí comenzó a notarse con más fuerza es el recambio generacional de la Legislatura: tras el recambio del 10 de diciembre último casi no quedan «históricos» en los recintos de Diputados y Senadores.
No obstante, la sintonía de este panorama con la puesta en vigencia de la Ley 14.836, que limita a dos períodos los mandatos de los legisladores, es pura coincidencia: si bien la norma ya rige para todos, considera como primer mandato al que transcurría en 2016, cuando fue promulgada. Es decir, este año todos tuvieron la chance de reelegir, pero los reacomodamientos partidarios o la voluntad de las urnas truncaron la (larga) carrera de varios.
Un número por demás de elocuente puede graficar mejor esta situación: si se realiza una de la antigüedad de los legisladores antes del recambio, arroja un promedio de 4,5 años en Diputados y 4,7 en el Senado. Con la nueva conformación, ese número cae a más de la mitad: 1,9 en Diputados y 2,2 en el Senado.
Este «rejuvenecimiento» de ambas cámaras se explica por varios factores: en primer lugar, como se dijo, por el retiro de varios «históricos» que contaban con una carrera de más de una década en la Legislatura, pero también por la baja cantidad de reelecciones que hubo en los últimos comicios.
En efecto, este año se retiraron siete legisladores que en su conjunto acumulaban más de 100 años en sus bancas. El más paradigmático es el caso del exsenador Patricio García, un hombre de la Cuarta sección que se retiró tras 20 años (5 mandatos) ininterrumpidos. García había sido electo por primera vez en 1997, y en las elecciones pasadas no integró ninguna lista.
Otro histórico que dejó Diputados este año fue Horacio González. Dos veces presidente del cuerpo, se retiró con 18 años en su haber, aunque todavía le quedaban otros dos de mandato. Con 16 años, se retiraron también la diputada Graciela Rego y el senador Roque Cariglino, mientras que los diputados Fernando «Chino» Navarro y Marcelo Feliú, ambos enrolados en el randazzismo, lo hicieron luego de tres mandatos consecutivos. El cambio resultó ser tan rotundo que actualmente los más «viejos» de la Legislatura son la diputada María Elena Torresi y el senador Roberto Costa (ambos de Cambiemos), quienes iniciaron este diciembre su tercer mandato.
El segundo aspecto de la renovación tenía que ver con las escasas reelecciones que se registraron en los comicios de octubre: solo 22 de los 69 legisladores a quienes se les vencían las bancas se presentaron a la reelección, a la que accedieron 13 de ellos. Esto significa que en la nueva Legislatura se sumaron este diciembre 56 caras nuevas, la mayoría de ellos debutantes absolutos.
Con todo, la entrada en vigencia de la nueva ley en 2016 hizo que a todos los legisladores electos en 2013 y 2015 se les computara un primer mandato. Por lo tanto, los 13 que resultaron reelegidos en octubre pasado ya no podrán volver a presentarse en el próximo recambio. Serán los primeros, en 2021, a quienes les caerá la prohibición votada por ellos mismos. En cambio, los 69 diputados y senadores votados en 2015 transitan, según la ley, por su primer mandato, y tendrá una única chance de reelección en los próximos comicios de 2019. (DIB)