Adriana, es hija de Edgardo Garnier y de Violeta Ortolani, militantes de Montoneros desaparecidos en el marco de la última dictadura militar.
«Tengo una familia hermosa. Tengo una abuela, no lo puedo creer, con 40 años tengo una abuela y ayer pude hablar con ella. ¡Ya la quiero! Es una genia, ya la quiero. Se nota que es hermosa por fuera y por dentro», señaló la joven en la rueda de prensa, entre lágrimas de emoción. «Esta vez, no pudieron. El amor es más fuerte que el odio. Siempre», agregó.
La abuela de la nieta recuperada, Blanca Díaz de Garnier, es una de las primeras integrantes de la asociación que preside Estela de Carlotto. La chica sabía que era adoptada y se presentó de forma espontánea para realizarse los estudios de ADN para cotejar la muestra con el Banco Nacional de Datos Genéticos.
Tras conocer la verdad en el Banco Nacional de Datos Genéticos, Adriana recibió «la noticia con enorme felicidad e inmediatamente concurrió a Abuelas para encontrarse con su familia y compañeros de militancia de sus padres, con quienes ya pudo intercambiar algunas anécdotas y abrazos», contó Estela de Carlotto.
«Vamos quedando pocas Abuelas. Hace pocos días, tuvimos la tristeza de despedir a dos grandes compañeras, Raquel y Marta, que no pudieron concretar el ansiado encuentro», dijo la presidenta de Abuelas. «Volvemos a hacer un llamado a la sociedad a que nos ayuden en esta búsqueda que ya lleva 40 años», continuó, al tiempo que cerró con un grito de «¡Bienvenida, nieta 126!».
La historia de los padres
Violeta Ortolani nació en la ciudad de Buenos Aires el 11 de octubre de 1953, mientras que Edgardo Garnier lo hizo el 7 de agosto de 1955 en Concepción del Uruguay. Ambos formaron parte del Fondo de Apoyo a la Educación Pública (FAEP). Edgardo militó en la Juventud Peronista, mientras que Violeta lo hacía en la Juventud Universitaria Peronista. Luego compartieron su militancia en la organización Montoneros.
Durante sus estudios de ingeniería, la pareja vivía en la localidad bonaerense de Ensenada junto a otros compañeros de militancia también desaparecidos. Habían puesto un taller llamado «El Pollo Eléctrico».
Edgardo y Violeta se casaron el 7 de agosto de 1976 en una sencilla ceremonia religiosa realizada en Bolívar. Ella estaba embarazada de tres meses y pensaban llamar Marcos, Enrique o Vanesa al bebé que esperaba. (InfoGEI)