Casi uno de cada dos pacientes internados en diferentes establecimientos del sistema sanitario argentino, tanto público como privado, sufre de desnutrición clínica, que es aquella causada por la enfermedad o su tratamiento, incluidas la hospitalización y complicaciones, según una encuesta realizada en 1999 por la Asociación Argentina de Nutrición Enteral y Parenteral (AANEP). Lamentablemente, estos datos se mantienen hoy en día y son similares en todo el mundo.
El estudio de la AANEP reveló que el 47,3% de las personas hopitalizadas tienen algún grado de desnutrición moderada y severa, que está relacionada tanto con la enfermedad como con muchos otros procedimientos terapéuticos (cirugía, radio, quimioterapia, trasplantes, etc.) y otros tratamientos relacionados. En 2014, la AANEP repitió el mismo estudio, que si bien no fue publicado en ninguna revista indexada, arrojó datos similares al trabajo que habían elaborado 15 años antes. Así, a pesar del tiempo transcurrido, el estudio de 1999 es el único trabajo argentino publicado, que releva los datos de desnutrición clínica.
Algunas de las causas de la desnutrición clínica son: la falta de apetito (frecuente en el curso de muchas enfermedades), dificultades en la masticación, deglución, digestión o en la absorción de los nutrientes y los efectos nocivos, que sobre el estado de nutrición tienen muchos tratamientos.
“Además, en la mayoría de los casos esta desnutrición se inicia frecuentemente antes del ingreso y, generalmente, persiste después del alta hospitalaria. Las y los nutricionistas debemos conocer esta entidad para estar alertas y poder actuar en forma precoz y oportuna”, explicó Julia Rodríguez Bugueiro, licenciada en Nutrición (MP 242), quien integra el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Ante esta situación, y cuando la alimentación oral brindada con alimentos tradicionales resulta insuficiente para proveer los requerimientos nutricionales que el paciente necesita, se deben emplear otras estrategias para prevenir o revertir esa desnutrición.
Una de las formas fisiológicas más efectiva para poder hacerlo, es la nutrición enteral, una técnica de soporte nutricional que consiste en administrar los nutrientes directamente en el tracto gastrointestinal mediante sonda para cubrir total o parcialmente los requerimientos nutricionales mediante un producto nutricional o fórmula diseñada específicamente para dicho fin.
“Es importante dar a conocer al paciente, como a su familia, los beneficios de implementar en tiempo y forma esta estrategia nutricional porque la desnutrición aumenta el riesgo de complicaciones y prolonga la estancia hospitalaria, entre muchas otras consecuencias”, sostuvo la nutricionista Rodríguez Bugueiro.
En ese sentido, además de un mayor tiempo de internación, algunas otras consecuencias de esta desnutrición son: la hipoproteinemia, debilidad muscular, retraso en curación de heridas, una mayor tendencia a infecciones y una mayor morbimortalidad.
Rodríguez Bugueiro explicó que “la nutrición enteral también se usa para lograr la mejoría en muchas enfermedades ya que los pacientes bien nutridos responden mejor que los desnutridos a los distintos tratamientos”. Sin embargo, la nutricionista señaló que “a pesar de la alta prevalencia de desnutrición clínica encontrada, la nutrición enteral solo se implementó en un porcentaje mínimo”.
Las causas de esta situación son muchas y variadas, pero dos de las más importantes son la falta de evaluación nutricional para identificar oportunamente los pacientes que se beneficiarían con la terapia nutricional; y el desconocimiento sobre la nutrición enteral para su correcta implementación.
“Como profesionales de la nutrición debemos trabajar fuertemente para dar a conocer en las instituciones de salud que la nutrición enteral puede convertirse en un instrumento de suma utilidad en la práctica clínica, ya que cada vez existe mayor evidencia acumulada que puede mejorar los resultados clínicos”, concluyó Rodríguez Bugueiro, del Colegio bonaerense de Nutricionistas.