Pergamino vive desde hace tiempo con un peligroso accionar policial, que por ahora goza de un silencio oficial preocupante. A la todavía no resuelta investigación sobre el incendio que terminó con la vida de siete personas en una comisaría, se le agregan cotidianos hechos de abuso policial.
Pergamino tiene esta gravedad desde hace tiempo, solo que ahora estamos pudiendo visibilizarlo, quizás a partir de la masacre en la comisaría el pasado 2 de marzo.
El pasado 7 de noviembre, un menor de 14 años fue “secuestrado” en la vía pública, cuando este se dirigía a un kiosco. El testimonio de su hermana y vecinos explica que dos uniformados –que después se identificaron como de la DDI- lo detuvieron violentamente, apuntándolo con una pistola y queriendo meterlo a su auto sin explicación.
Fuentes cercanas a este medio refirieron que los vecinos que vieron la escena pensaron que se trataba de un “secuestro”.
Cuando la hermana del menor –de solo 12 años- quiso impedir eso, la tiraron al piso y la ahorcaron. En ese momento, uno de los oficiales se lastimó accidentalmente con una maceta, herida que después se utilizaría para argumentar la golpiza que sufrió el menor en una de sus dependencias.
En efecto, el joven fue brutalmente golpeado y humillado en una de las dependencias de la DDI, ubicada en calle Florida al 500. Cuando su madre se enteró de su paradero, los policías amenazaron
Las marcas de la golpiza.
A su madre, Marisa Figueredo, le muestran una itaka cuando esta –desesperada- quiso entrar a la habitación en donde tenían al menor.
Según contó la mamá, la policía jamás avisó a la Fiscalía de turno y al Juzgado de menores, siendo esta una grave irregularidad que pone aún más énfasis al grado de “secuestro” que tuvo el joven en manos de las fuerzas de seguridad.
La complicidad de las instituciones públicas de Pergamino continuarían: en el Hospital donde fue llevado el menor para constatar de sus heridas, el médico de guardia quiso redactar un certificado que hablaba de “leves lesiones”, que incluso fueron hechas “por propia voluntad”. Miembros policiales esperaron a la madre en la entrada.
“Pergamino tiene esta gravedad desde hace tiempo, solo que ahora estamos pudiendo visibilizarlo, quizás a partir de la masacre en la comisaría el pasado 2 de marzo”, dijo, Alejandro Britos, delegado de la CTA e integrante del grupo “Justicia por los Siete”.
Al indignante caso del menor golpeado en la dependencia de la DDI, se le suman las historias de Marcos Verón, un joven que según denuncian organizaciones sociales y de Derechos Humanos en la ciudad, fue perseguido por la policía, y posteriormente apareció muerto. El informe dice que se suicidó con la mano derecha, siendo este zurdo.
Y por último, el caso de otro joven que recién había recuperado su libertad, quien tras un allanamiento ilegal, fue picaneado en su propio domicilio.
Organismos de Derechos Humanos, como la Comisión Provincial de la Memoria, han sido notificados del caso y esperan alguna respuesta oficial. Tras lo sucedido, la familia fue amenazada y ahora el menor no quiere volver a la escuela por temor del chico .(Infocielo)