(Por Javier Parenti para La Capital) Salió de Pueblo Esther desesperada, no cabe otra palabra cuando una hija o hijo atraviesa un problema de salud. Y tuvo que hacer todo sola, con muy escasas respuestas en cada lugar por el que deambuló durante interminables 12 horas hasta lograr que estabilizaran a su niña (Evelyn, de 15 años), que ya está bien del síntoma que sufrió (convulsiones) una tarde-noche de septiembre. “Ya pasó”, pueden decir quienes no entienden que “esto puede repetirse”.
Pero la realidad es que “no debe” ser así. El hecho de tratarse de una cuestión en torno a una hija con Síndrome de Down es un dato extra que complica. Y ni hablar si la madre (Alicia Kosinski) está sola, con otros dos chicos (Tomás, de 16, y Laura, de 22) también Down. Sobre todo, si en los lugares de salud prevalecen los reparos en lugar de las soluciones urgentes.
Todo comenzó cuando Evelyn tuvo convulsiones y el destino lógico fue atenderla en el Samco de Pueblo Esther, donde vive esta familia. No alcanzaba con los primeros auxilios, había que derivarla a Rosario. Entonces apareció el primer conflicto: no había ambulancia para el traslado: a esperar. Pero, fueron 5 horas. Hasta que llegó una ambulancia de la vecina General Lagos.
Como Evelyn tiene obra social, en el Provincial no le proporcionaban ambulancia para trasladarla, la madre la tuvo que pedir por su cuenta. El sistema asistencial 911 también le dijo no. El reloj ya marcaba las 5.30 y tampoco conseguía taxis.
La madre se comunicó con el Hospital Español y la respuesta fue que no había camas disponibles.
Consiguió que una reconocida ambulancia de emergencias la trasladara. Pero… debían esperar afuera del Provincial. Sí, en la vía pública. Al menos, le prestaron una silla. En medio, la nena seguía con convulsiones. “Un chico me ayudó a sostenerle la cabeza a Evelyn”, dijo Alicia, quien también estuvo acompañada por Romina Mendieta, quien acompaña siempre a los hijos y vive con ellos.
Pero al llegar, de arranque apareció otro pero: no hay lugar.
Alicia cuenta que ya no daba más, que lloraba como loca. Al serenarse decidió ir al Hospital Español, claro que sin decir que había sido ella la que había llamado antes y le habían dicho no. A todo esto se hicieron las 8.30 y habían pasado 12 horas desde que inició la maratón médica para que atendieran a Evelyn con sus convulsiones.
“El médico de guardia nos atendió muy bien, dijo que quería descartar una cefalitis, una meningitis o cualquier otra complicación. Hasta que la estabilizaron”, detalló esta madre que corrió de un lado a otro cuando la lógica marca que la respuesta médica tendría que haber sido inmediata.
Evelyn además de tener Síndrome de Down padece ceguera, está casi sorda, sufre de un retraso mental grave y de microcefalia.
Su mamá Alicia Kosinski (50 años) la adoptó junto a su hermana Laura (22), tras visitarla varias vecen en un hogar para niños con síndrome de Down, y se sumaron a los tres hijos biológicos: Tomás (16, también Down), Ramiro (29) y Nadia (32), mamá de su primer nieto (Nicolás). Vive en Pueblo Esther desde principios de 2021 (vivía en barrio Tiro Suizo, de Rosario), cuando se separó y eligió una casa de esta localidad vecina a Rosario para darle la mejor comodidad posible a sus tres hijos con discapacidad.