Algo más de 34 millones de argentinos irán este domingo a las urnas para elegir a los candidatos a diputados y senadores que competirán en noviembre, en unas inéditas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que se realizarán bajo protocolo sanitario por la pandemia de coronavirus y que constituirán una primera prueba electoral para las fuerzas políticas y sus estrategias de campaña con la mirada puesta en los comicios parlamentarios de noviembre.
Todas las provincias eligen los candidatos a diputados nacionales que participarán en noviembre, y se necesita el 1,5% de los votos válidos emitidos como mínimo en cada categoría y distrito, con una lista o la sumatoria de ellas, para participar en las generales. Se renueva la mitad de las bancas de Diputados, esto es 127. También ocho provincias eligen a los candidatos a senadores nacionales: se renueva un tercio, es decir 24 puestos.
Los resultados de la votación serán entonces el filtro ordenador de la disputa electoral de noviembre, cuando quedará definida la correlación de fuerzas en el Parlamento nacional para el segundo tramo de la gestión del presidente Alberto Fernández. Será la sexta vez que la ciudadanía organice el diagrama electoral en unas PASO y la tercera para candidaturas parlamentarias.
El nuevo período legislativo será clave para el acompañamiento de las políticas que impulse el Ejecutivo, en su plan de reactivación del país tras los estragos causados por el coronavirus y, al mismo tiempo, para la principal fuerza opositora, Juntos por el Cambio (JxC), que busca reordenar su equilibrio interno y dirimir las disputas por liderazgos hacia las aspiraciones presidenciales del 2023 que quedaron expuestas durante la campaña.
Con el objetivo clave de captar votos en los casi 13 millones de votantes que tiene la provincia de Buenos Aires, la de mayor peso electoral del país, la campaña se polarizó entre el FdT, que apeló a renovar la confianza de la ciudadanía en la salida de la pandemia y la reactivación económica, y JxC, que eligió un discurso crítico hacia el manejo sanitario de la pandemia.
El desafío del Frente de Todos (FdT) pasa por encaminarse a engrosar su bloque en la Cámara de Diputados (pone en juego 52 del total de 120) para tener quórum propio y, así, la potestad de habilitar los debates de temas estratégicos para el Gobierno en el recinto, sin depender del apoyo de bancadas provinciales aliadas.
Diputados renovará en diciembre 127 bancas (de las 257 totales), de las cuales el 48% pertenece a JxC, (arriesga 60 escaños); el 41% al FdT y los bloques intermedios arriesgan 15 lugares.
La competencia por las plazas del Senado, en tanto, estará marcada por la aspiración del oficialismo a retener el quórum propio en el recambio de las plazas que se juegan este año, las de Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Chubut, Mendoza, La Pampa, Catamarca y Tucumán.
En cambio, para mantener su actual presencia parlamentaria, JxC debe repetir en noviembre los números de la elección de 2017, favorables para el entonces macrismo y motorizados por triunfos en CABA y en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Córdoba, con peso electoral gravitante.
La coalición de PRO, UCR, Coalición Cívica y Frente Cívico y Social catamarqueño, que en la Cámara baja encabeza el radical Mario Negri, pone en juego en estas elecciones legislativas 60 de sus 115 bancas.
En el Senado, en tanto, JxC procurará ganar terreno en una Cámara hasta ahora dominada por el oficialismo y el interbloque dirigido por Luis Naidenoff apostará a renovar nueve bancas, incluida la del fallecido aliado Carlos Reutemann. (DIB)