(Por Victor Calvigioni) En abril de 2020 en varias notas graficas señalamos los escenarios posibles de la pandemia que comenzábamos a transitar y ya acotamos que estábamos frente a un enemigo cambiante (el virus). En abril de 2021, los escenarios que proyectamos son preocupantes y se deberá trabajar en un nuevo paradigma de economía solidaria entre países. La realidad puede llegar a ser muy cruel y no hay poderes (económicos o políticos) que pueda torcerla.
En el comienzo del coronavirus dijimos “el coronavirus va destruyendo no solo vidas humanas. También la economía de los países. Pero además…no existen variables económicas sin el protagonismo del conjunto de los hombres.
Agregamos “También nos muestra que el virus y su propagación se mueve directamente proporcional a la desigualdad social, y falta de políticas públicas en áreas esenciales como la salud. En el presente no se puede emparchar lo que no se promovió en medio siglo. Una potencia mundial como Estados Unidos, atiende a miles de pacientes en hospitales de campaña
Sin embargo, en los últimos años uno de sus mayores “quebrantos” financieros de los ciudadanos se precipitó en el área de salud con la atención de sus enfermedades en el sistema”
La economía del “capitalismo salvaje” envenenó el medio ambiente (oxigeno mediante). En la actualidad las víctimas de la pandemia mueren por falta de oxigeno y respiradores. Todo un mensaje a futuro para los líderes mundiales.
El 3 de abril y refiriéndonos al actual modelo económico mundial argumentamos: “Ante este dislate que nació hace muchos años cuando nos olvidamos del hombre, debemos estar preparados para transitar un pasaje irremediable a un nuevo orden económico mundial.
El centro de los esfuerzos deberá ser la propia raza humana. En este grave e inusitado contexto, los técnicos deberán diseñar una nueva arquitectura de producción con la única finalidad de garantizar una “economía de supervivencia”.
Se debe entender con urgencia que estamos en medio de la tercera guerra mundial (por sus consecuencias), donde se pelea contra un enemigo invisible, desconocido y cambiante que nos lleva a un impredecible futuro” señalamos
Argumentamos en ese entonces “Los días pasaron. La situación se agravó. En estos momentos pedimos a las autoridades responsables de llevar adelante el combate contra esta pandemia que deben tratar de “capearla” con el menor daño colateral posible. Ya no se puede utilizar la dicotomía tan en boga entre salud y economía. Ambas deben estar integradas en una “economía de supervivencia”.
La economía de supervivencia es administrar lo esencial.
Los gobernantes deberán apelar a los organismos del Estado Nacional, adjuntando a su accionar la actividad privada y en conjunto aportar un andamiaje de herramientas de producción en áreas esenciales, como es la industria de alimentos, y productos utilizados en salud.
Todo indica que se debería conformar equipos de trabajo donde la economía esté al servicio de la nutrición con un uso eficiente de los recursos naturales y el resguardo de la salud. En las distintas regiones existe todo lo necesario para llevarla adelante.
El 13 de mayo de 1940, una de los grandes estadistas mundiales, Winston Churchill se dirigió al pueblo inglés diciendo: “No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.
En 1946, salieron de la Segunda Guerra Mundial con vencedores y vencidos. Un nuevo orden económico mundial comenzaba a nacer y desarrollarse.
El 2020 se estrenó de la mano de un enemigo invisible que ataca nuestras libertades más preciadas y nos obliga a encerrarnos como único herramienta de combate.
Por los daños que viene realizando en vidas humanas es la tercer guerra mundial. La esperanza podría resumirse en pocas palabras “La humanidad para salir de la pandemia debe ofrecer disciplina, sacrificio y solidaridad de todos los sectores y países”. Seguir por otro camino, será colisionar contra una realidad muy cruel(Foto El Español)
*Técnico Tipificador y Clasificador de Ganados y Carne, Experto Agrario, Agronomo Nacional, Técnico en Administración de Empresas.